Liberada [+18]

Limbo

"¿Por qué la muerte casi siempre es prohibida? Aunque me lo expliquen jamás lo entendería, al fin y al cabo, pienso que esa es la única forma de romper las cadenas que nos atan a la vida.

— Lith.

————

Narrador Omnisciente:

En tan solo un minuto, en el mundo pasan muchos acontecimientos diferentes. Por ejemplo:

En este momento, en algún lugar alguien está dando su último aliento, mientras que en otro sitio alguien lo está dando por primera vez.

Mientras que en cierta parte se celebra una fiesta, hay otro sitio donde se están matando por una simple deuda.

Mientras que otros están durmiendo plácidamente, hay alguien que está sudando mientras trabaja para llevar el plato de comida a su hogar.

Y, todo esto puede pasar en tan solo un minuto. Un minuto, que puede ser decisivo, que puede arreglarte la vida o, por el contrario, arruinarte de una manera cataclísmica.

Lith Monserratte lo sabe muy bien, por esa razón se aferra a la idea de que alguien la va a sacar de ese infierno en el que vive.

Por eso, cuando su cuerpo se desploma y su cabeza golpea el filo del escalón, en su rostro hay una expresión tranquila.

En cambio, todos los presentes—incluyendo su perro— corren a auxiliar a la novia, hasta el momento ninguno se ha dado cuenta de la abertura que hay en la cabeza de la chica, no es hasta que la sangre comienza a chorrear por los  escalones que notan la gravedad del asunto.

Nyra, la hermana mayor de Lith, sale corriendo alarmada al ver a su hermana inconsciente. Intenta pasar gritando groserías al montón de gente que la rodea, pero le es casi imposible.

—¡Alguien...! ¡Llamen a una ambulancia! — el novio desesperado con su amada en brazos, sale de la iglesia donde se estaba llevando a cabo la ceremonia y comienza a correr por las calles de la ciudad de Barquisimeto, ubicada en el estado Lara, mismo que pertenece al país de Venezuela.

No tienen mucho dinero, son más bien de clase media que tienen lo necesario para vivir, por esa razón no tienen un auto dónde poder transportarse para llegar más rápido al hospital.

El hombre se mete en medio de la carretera causando que un auto casi lo atropelle, el mismo se detiene a pocos centímetros de su cuerpo y segundos después, el conductor se baja enojado lanzando reclamos y maldiciones.

—¡Es que eres imbe— sus palabras se cortan, sus ojos se abren de par en par al ver la escena que tiene enfrente.

Una chica inconsciente, con un bonito vestido blanco vilmente manchado del rojo carmesí de la sangre. De la misma sangre que gotea por el brazo del hombre que la sostiene. El joven conductor no lo piensa dos veces y se sube a su auto encendiéndolo para así pedirle al novio que suba.

— G-gracias.

Eso es todo lo que el moreno puede decir, ya que los sollozos y las lágrimas no lo dejan pensar, ni hablar con claridad.

Tiene que vivir, tiene que vivir.

Eso es lo único que piensa mientras trata con todas sus fuerzas de detener la hemorragia que tiene a su amada con la piel pálida y a él con el corazón a punto de detenerse.