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"Que ironía, tener que fingir estar bien con una sonrisa y, que tus ojos no puedan ocultar que por dentro tú corazón y alma están vueltos trizas."— Lith.
15 de marzo, 2024.
New York, USA.Lith Monserratte:
—¿A dónde vas, mi niña? — la pregunta hace que me detenga a mitad de camino. Fingo una sonrisa sutil, dejando las clases para aprender inglés de lado.
— Hace algo de calor, Nana, iré a tomar un chapuzón en la piscina. — trato de poner todo el entusiasmo que puedo en mi voz.
Frunce el ceño y su arrugado rostro se contrae en una mueca de confusión.
—¿Calor? Pero podemos subir el aire acondicionado, si quieres.
Demonios, Lith, ¡Piensa algo rápido!
— Bueno... — fingo algo de vergüenza — En realidad he querido bañarme en ella desde que ví al jardinero limpiarla. Solo, que... Eh, me da algo de vergüenza.
Agacho el rostro cuando noto que mis mejillas se sonrojan, no por la pena, es más bien porque le estoy mintiendo a ésta señora tan buena que me ha atendido como a una hija y, a pesar de su avanzada edad también me está dando clases para aprender inglés.
—¡Oh! Haberlo dicho antes. — se pone de pie y junta sus palmas, entusiasmada— En tu armario hay unos trajes de baños muy bonitos, puedes probarlos, ¿Qué pasa?
Mi rostro debe ser un poema porque me mira angustiada. Así que simplemente fingo otra sonrisa y asiento.
— Me pruebo uno y bajo.
— Ve, mi niña, te preparé unos bocadillos. — me sonríe amablemente. Trago el nudo que ha empezado a formarse en mi garganta y asiento, empezando a caminar escaleras arriba.
No me gustan mucho los trajes de baño, de hecho nunca he usado uno porque no me agrada mostrar mucha piel, pero si quiero mantener mi mentira debo hacer un sacrificio.
Con mucha pereza comienzo a subir las escaleras, mis piernas quejándose porque aún no se acostumbran. Cuando paso por la habitación tecnológica me detengo abruptamente, luego sigo caminando al recordar que solo abre con las huellas dactilares del gorila gruñón.
Cuando llego a la que ahora es mi habitación, cierro la puerta y recuesto mi espalda en ella. Me arrastro hasta llegar al piso y en mi soledad los recuerdos dolorosos regresan; el pecho comienza a dolerme instantáneamente pero estoy tan acostumbrada a ese dolor, que ni siquiera me extraña.
Hoy se cumplen tres años de mi accidente, tres años y sigue doliendo igual que la primera vez. Pero ésta vez es distinto, el dolor no me reduce como persona, más bien hace que una ira se acumule dentro de mí impidiéndome derramar las lágrimas que casi no podía contener cuando estaba con Nana allá abajo.
Recuerdo cada vez que el hombre que se iba a casar conmigo me tocó sin mi consentimiento y, al que yo por miedo nunca paré. Por suerte no llegó a mayores porque siempre inventaba alguna excusa para largarme de dónde sea que estuviera. Recuerdo también, que me encerraba en el baño y me tapaba la boca para ocultar los sollozos.
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Liberada [+18]
Random--- "Estoy encadenada, encerrada en un calabozo de dolor y sufrimiento pero, aún así, no tengo el valor de salir de esta cárcel a la que llamo vida". --- Lith Monserratte con tan solo 18 años se ve obligada a casar...