13 - Berrinches.

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Los rayos de sol entraban por las grandes ventanas de la habitación.

El primero en despertarse fue Sanji. Un poco soñoliento y todo despeinado, se sentó sobre el suelo y sobre el futon, donde había dormido junto a su pareja por primera vez. Aunque al instante, un gran dolor agudo apareció en sus caderas y espalda baja. Soltando quejidos, llevó su mano a sobar la zona.

— Joder... Maldito Marimo.

Miró enojado al peliverde, quien dormía plácidamente a su lado. Además del dolor en su cuerpo, también le ardía la piel en la zona de su nuca, espalda y hombros. Sabía que tenía varias marcas de sus dientes en su piel; en qué momento le había permitido a ese animal marcarlo así como si fuera su hembra.

— Tsk... Ya me las pagarás...

Como pudo, logró levantarse del suelo y comenzar a vestirse. Aunque no podía caminar con normalidad, le faltaban las fuerzas en sus piernas.

— Maldito salvaje... Tú! Ya levántate!

Le dió una fuerte patada en su espalda. El otro se despertó rápidamente por el golpe, sobándose la zona con su mano.

— Oye! Qué te pasa?! Estaba dormido!

— Ya es tarde! Los demás deben estar ya desayunando! Por tu culpa no me desperté a tiempo.

Zoro chasqueo su lengua, levantándose de su lugar para comenzar a vestirse también. Rodeó sus ojos, mirando luego al rubio, quien tenía un rostro molesto y sonrojado.

— Un beso de buenos días por lo menos, no?

— Buenos días una mierda, mereces que te patee en las pelotas... Mírame! Estoy lleno de mordidas, y duelen! Eres un maldito perro o qué?!

El peliverde se quedó callado, admirando aquello mientras el otro se abotonaba su camisa entre regañadientes. Sus mordidas se veían profundas, hasta tenían un tono morado a su alrededor. Al momento recordó lo que había sucedido la noche anterior, y había sido increíble. Pero como se esperaba, el otro estaría muy molesto con él por su pequeño descontrol.

— Tsk... Me duelen las malditas caderas... Una mierda volveremos a tener sexo, puto animal.

— No seas tan exagerado. Anoche me disculpé y dijiste que no me preocupara, maldito bipolar.

— Pues estaba un poco ebrio y evidentemente aún no sentía dolor, Marimo idiota!

El peliverde soltó un suspiro pesado, acercandose al rubio para rodear su cuerpo con sus brazos y pegarlo al suyo, aunque el otro seguía mirándolo molesto.

— Ya, lo siento, si? No era mi intención hacer que acabes así... Ahora dame mi beso de buenos días.

— Una mierda, sueltame maldito salvaje.

Zoro soltó una risita divertida, dejando un pequeño beso en sus labios, mirándolo a los ojos. Sanji se mantuvo serio, así que le robó un par más.

— Ya?

El rubio rodeó sus ojos, deshaciendo su ceño fruncido. Aunque luego se le escapó una pequeña sonrisa, negando con su cabeza.

— Bien, bien... Acepto tu disculpa... Pero, tendremos sexo solamente cuando yo quiera. Ese será tu castigo.

No muy convencido, el peliverde al final asintió con su cabeza, recibiendo así su tan esperado beso por parte del otro.
Luego de ordenar el futon y algunas cosas más, fueron a la cocina del Sunny. Justo como esperaban, allí estaban todos, desayunando y hablando de diferentes cosas.

— Buenos días, par de dormilones.

— Buenos días.

El rubio vió que la mesa ya estaba llena de comida, cosa que le sorprendió.

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⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

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La familia pirata | LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora