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[ᴍᴀᴅʀɪᴅ, ᴇsᴘᴀɴ̃ᴀ]

Me encontraba en el club exclusivo en el corazón de Madrid, disfrutando de una noche de celebración tras un día completo de descansó debido al éxito de la última misión. La música vibrante llenaba el aire y las luces brillantes creaban un ambiente electrizante. Vestida con un elegante vestido negro ajustado, me movía con gracia entre la multitud.

Al llegar a la barra pedí un trago, apoyada en la barra observaba a las personas bailar al ritmo de la música. Mis ojos  se posaron en una figura que se me hacia familiar, desde el otro lado del club. Había algo en él que se me hacía conocida, entre cerré mis ojos con un intento de enfocar mejor mi vista, después de unos minutos lo reconocí, sonreí. Decidida a acercarme, me dirigí hacia la mesa donde él estaba.

—Nos volvemos a encontrar —dije, enbozando una sonrisa mientras me sentaba a su lado.

Me miró por un momento para luego volver su vista a la multitud. El silencio se me hacía eterno, a pesar de estar en un entorno ruidoso. Lo miraba atentamente en busca de algún gesto en su rostro, intentando descifrar sus pensamientos.

—¿Nos conocemos? —respondió con un tono cortante y defensivo, su voz grave y firme resonó por encima de la música.

—Pensé que me reconocerías. —Hice un puchero con mis labios por unos segundos—. Pareces más relajado que la última vez que te vi —comenté, refiriéndome a la primera vez que lo vi en el club.

Frunció el ceño y me miró con más detenimiento, sus ojos oscuros escudriñando mi rostro en busca de algún indicio.

—Eres Isabella.

Asentí con la cabeza, sonriendo ligeramente.

—Me recuerdas.

—Sí... —murmuró sin prestarme mucha atención, como si mi presencia fuera solo una distracción menor.

—Eres extranjero, ¿no? —intenté continuar la conversación, curiosa por saber más de él.

Asintió lentamente sin desviar su mirada de la multitud. Tomó su botella de cerveza y bebió, sus labios rozando el vidrio mientras sus ojos se mantenían alerta.

—Lo suponía. Digo, tu acento al hablar español es notorio. ¿Qué te trae de visita a España? —insistí, tratando de sacarle más información.

—Trabajo.

—¿Qué tipo de trabajo te trae a Madrid? —pregunté con curiosidad, inclinándome un poco más cerca de él para oír mejor en medio del ruido del bar.

—Eso no te interesa. —Respondió cortante y defensivo, su tono dejando claro que no tenía intención de compartir más.

—¿Siempre eres así de sociable? —dije bromeando, intentando suavizar la tensión que se había formado entre nosotros.

Suspiró y me miró a los ojos, claramente molesto. Sentí un leve escalofrío que recorrió mi cuerpo ante la intensidad de su mirada.

—¿Siempre eres así de molesta? —exclamó con seriedad.

—No. —Me acerqué a él dejando solo unos centímetros de distancia entre nosotros, mis ojos fijos en los suyos—. Solo soy así con los hombres que me llaman la atención.

Su cuerpo se tensó, su respiración se volvió irregular, mezclándose con la mía. Sonreí al notar su nerviosismo, disfrutando del control que parecía tener sobre él en ese momento. Me alejé de él volviendo a sentarme a su lado para beber de mi trago, mientras me miraba con el ceño fruncido.

—¿Qué tal si te invito a una copa para compensar las molestias? —sugerí, esperando aliviar un poco el ambiente.

—¿Si acepto, me dejarás tranquilo el resto de la noche? —preguntó con algo de irritabilidad. Me encogí de hombros.

—Sí es lo que quieres, todo sea para que me acompañes con unas copas.

—Está bien... —aceptó a regañadientes, sus ojos todavía mostrando un rastro de desconfianza.

[...]

Caminaba por las calles de Madrid, disfrutando del sol de la mañana. Me sentía satisfecha con cómo habían salido las cosas la noche anterior. No solo había podido descansar sino que también pase la noche acompañada. Me encontraba sonriendo al recordar al hombre misterioso o más bien, a Simón.

Llegue al bar donde solían reunirse los socios de mi padre. Era un lugar discreto, conocido solo por aquellos que estaban en el negocio. Al entrar, fui recibida por el dueño del bar, un hombre corpulento con una sonrisa amistosa.

— ______, ¡qué sorpresa verte tan temprano! —dijo, dandome un abrazo—. ¿Cómo estuvo la operación?

—Perfecta, como siempre —respondi  con una sonrisa—. Pero necesitamos celebrar y, por supuesto, planear nuestro próximo movimiento.

El dueño del bar asintió y me condujo hacia una sala privada donde mi padre y Tomasso ya estaban discutiendo.

—______, querida, justo a tiempo —dijo padre, levantándose para abrazarme—. Estamos planeando nuestro próximo gran movimiento en Brasil. Pero primero, creo que merecemos una celebración por el éxito de anoche.

Tomasso sonrió, asintiendo de acuerdo.

—Sí, definitivamente. Has hecho un trabajo increíble, ______. Te has ganado esta celebración.

Me uní a ellos en la mesa, escuchando atentamente los planes para la próxima operación en Brasil. Sabía que las cosas solo se pondrían más peligrosas y emocionantes, pero estaba lista para lo que viniera. Mientras discutían, no pude evitar pensar en Simón. Una sonrisa se dibujó en mi rostro inconscientemente.

—______, ¿me estás escuchando?

—¿Qué? —pregunté, saliendo de mi trance.

—Parece que alguien le ha robado el corazón a tu princesa, Vicent —bromeó Tomasso, mirando a mi padre. Desvié mi mirada hacia Tomasso y luego hacia mi padre sin entender.

—______ no tiene tiempo para esas tonterías, no puede tener distracciones —sentenció mi padre, molesto por las palabras de Tomasso.

—Ja, ja, ya verás que pronto llegará con algún chico —respondió Tomasso, riéndose ante la molestia de mi padre.

—Como sea, sigamos —dijo mi padre, retomando la discusión sobre los planes para Brasil.

Así paso el resto de la mañana, planificando el próximo movimiento que se realizaría dentro de unos meses, esta vez en Sudamérica, específicamente Brasil en donde se transportaria una gran cantidad de droga, para luego expandirla por los países vecinos.

Así paso el resto de la mañana, planificando el próximo movimiento que se realizaría dentro de unos meses, esta vez en Sudamérica, específicamente Brasil en donde se transportaria una gran cantidad de droga, para luego expandirla por los países ve...

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MAFIA-𝐒𝐢𝐦𝐨𝐧 "𝑮𝑯𝑶𝑺𝑻" 𝐑𝐢𝐥𝐞𝐲°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora