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Las noches con Dmitri se hacían cada vez más interesantes; sus labios solían viajar por mi cuerpo de una manera especial. Si bien, la preocupación de hacia dónde habíamos de llegar era demasiada, el éxtasis del placer era mayor.

La luz tenue de la cabina dejaba ver el torso de Dmitri; tenía un pequeño lunar en forma de corazón cerca del pecho, y sus pectorales trabajados eran parte del camino que me llevaba a perderme en mis pensamientos.

Cada caricia suya despertaba en mí una mezcla de amor y deseo que nunca había experimentado. Sentía que mi corazón latía en sintonía con el suyo, como si cada beso sellara un pacto silencioso entre nuestras almas. Cuando me miraba, el universo parecía detenerse, y todo lo que importaba era el fuego que ardía entre nosotros.

El amor que sentía por Dmitri era tan profundo que incluso en la incertidumbre de nuestro destino, encontraba consuelo en sus brazos, como si juntos pudiéramos enfrentar cualquier desafío. Su risa suave resonaba en mis oídos como la melodía más hermosa, y sus palabras de cariño eran bálsamo para mi alma.

Había momentos en los que simplemente nos quedábamos en silencio, abrazados, dejando que nuestros corazones hablasen por nosotros. Su presencia me daba una fuerza que no sabía que poseía, y me hacía sentir que, a pesar de todo, no estaba sola. Cada vez que me besaba, podía sentir su amor, tan real y tangible, envolviéndome por completo. En esos instantes, todo miedo y duda se desvanecía, dejando solo la certeza de nuestro amor.

Cada vez que nuestras miradas se encontraban, podía ver en sus ojos un reflejo de mis propios sentimientos, una promesa de que, sin importar lo que el futuro nos deparara, siempre estaríamos juntos. Su amor me daba una esperanza renovada, y por él, estaba dispuesta a enfrentar cualquier adversidad.

El roce de sus manos era como un fuego cálido que me llenaba de una paz indescriptible. Cuando sus dedos se entrelazaban con los míos, sentía que nada podría separarnos. Había algo en su manera de susurrar mi nombre que hacía que mi corazón se desbordara de amor. Cada palabra, cada gesto, me recordaba que había encontrado en Dmitri no solo un amante, sino un compañero de vida.

El latido de su corazón, fuerte y constante, era el sonido que me anclaba en medio de la tormenta de incertidumbres. Sus brazos alrededor de mí eran un refugio, un lugar donde podía ser completamente yo misma. En cada abrazo, en cada suspiro compartido, sentía una conexión que trascendía las palabras. Era un amor que podía tocarse, sentir en cada célula de mi cuerpo, y que me hacía creer que, juntos, éramos invencibles.

—Anastasia —susurró, acercándose más a mí—. Nunca imaginé que podría sentir algo tan profundo en medio de todo esto.

—Yo tampoco, Dmitri —respondí, sintiendo cómo su aliento cálido rozaba mi piel—. Pero contigo, todo parece posible.

Dmitri acarició mi mejilla, su pulgar trazando lentamente la línea de mi mandíbula.

—Cuando te miro, Anastasia, veo mi futuro. Un futuro donde, sin importar lo que pase, siempre estemos juntos.

Sentí un escalofrío recorrerme al escuchar sus palabras. Me acerqué más a él, mis manos explorando su pecho, sintiendo el ritmo de su corazón bajo mis dedos.

—Eres mi refugio, Dmitri. Cuando estoy contigo, todo miedo desaparece. Solo existimos nosotros.

Él sonrió, una sonrisa que iluminó su rostro y llenó de calor mi corazón.

—Quiero que esta noche sea especial —dijo, su voz baja y cargada de emoción—. Quiero hacerte sentir todo el amor que llevo dentro.

Nuestros labios se encontraron en un beso ardiente, lleno de pasión y promesas. Sentí cómo su amor me envolvía, cada beso y caricia despertando un deseo profundo y avasallador.

—Te amo, Anastasia —susurró Dmitri entre besos, sus manos recorriendo mi cuerpo con una ternura que me hizo estremecer.

—Y yo te amo a ti, Dmitri —respondí, perdida en el fuego de sus ojos.

Esa noche, cada movimiento, cada susurro fue una declaración de nuestro amor. En medio de la incertidumbre, encontramos un momento de pura conexión, donde nuestros corazones latieron al unísono, y por un instante, el mundo exterior dejó de existir.

sombra estelar ✓ [Un Viaje Por Las Estrellas. Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora