Albatros - VHOPE ﹛en emisión﹜

9. monson

Eran casi las ocho de la mañana. Pudo escuchar los pasos en el primer piso, de seguro los dueños de casa ya estaban de pie preparando el desayuno, por lo general los fines de semana pasaban las mañanas en la mesa compartiendo la primera comida del día los cuatro juntos. Movió suavemente a Hoseok para que se despertara y se fuera a su habitación, pero el chico estaba profundamente dormido con esa linda mueca pacífica en su rostro.

—Hobi, despierta —murmuró suavemente muy cerca de su oído —. Tus padres ya están levantados, debes volver a tu habitación.

Pero el chico solo se revolvió entre las sábanas suspirando pesadamente. Taehyung dejó salir un suspiro lleno de melancolía, no quería que se fuera, quería tenerlo en su cama todo el día, toda la noche, pero debía actuar ya o se meterían en problemas. Se obligó a ponerse de pie, se odió por forzarse a alejarse de él, pero tenía que pensar con la cabeza. Abrió rápidamente la ventana para pasarse a la habitación del menor, no sin antes asegurarse que no hubiera nadie mirando al otro lado de la calle. Entró a la habitación de Hoseok con pasos felinos para no ser oído y en dos segundos corrió a la puerta y le puso seguro. Recién ahí soltó el aliento y, aunque los padres de Hoseok seguramente aun lo creían en casa de Jimin, no quiso arriesgarse.

Volvió a su habitación y su corazón vibró vigoroso en su pecho al verlo dormir tan plácidamente abrazado a su almohada. Se juró no cambiar las sábanas jamás.

—¿En serio me harás cargarte a tu cama como si fueras un bebé? —murmuró nada enfadado pensando en sentir su frágil cuerpo cerca del suyo una vez más.

Pasó toda la madrugada mirándolo dormir como un psicópata, pensando en lo idiota que se veía por sentir todas esas cosas por el hijo de la familia que lo estaba cobijando. ¿Cómo podía ser tan estúpido y haberse permitido besarlo? ¿Tocarlo? ¿Sentirse celoso porque otro lo tenía? No tenía derecho ni razón de ser, no podía ser. Tomó la decisión que debía, jurándose ser fuerte y meter sus sentimientos en lo más profundo de su pecho y jamás dejarlos salir nuevamente. Hobi era menor que él, bajo el cuidado de unos padres que no le permitirían ser como era, no era momento de confundirlo más, sino que de guiarlo y cuidarlo para que no le hicieran lo mismo que a su hermano. Él podía soportar no tenerlo, lo que no podía soportar era que lo dañaran... al fin de cuentas su corazón estaba acostumbrado a romperse y no quería condenar a Hoseok a una vida infeliz.

—Vamos, pequeño, hora de irte a tu cama —le dijo destapándolo con delicadeza y pasando sus brazos por debajo de su cuerpo.

Hobi reclamó aun dormido, dando un gran espectáculo de pucheros y gruñidos pequeños. Tae tuvo que morderse los labios con fuerza para no sucumbir a la necesidad de besar su preciosa boca.

Agradeció a su cuerpo atlético por permitirle balancearse al balcón del menor sin problemas. Lo recostó y cubrió con sus mantas no sin antes dejar un suave beso en su frente. Decidió dejar de torturarse de esa forma, así que se devolvió rápido a su cuarto para encerrarse en el baño y darse una ducha de agua fría... ese iba a ser un largo y complejo día.

Una vez estuvo listo, bajó las escaleras corriendo sin siquiera detenerse en la puerta

Una vez estuvo listo, bajó las escaleras corriendo sin siquiera detenerse en la puerta del chico que le perturbaba las neuronas, se disculpó de sobre manera con los Srs. Jung y salió a trotar por el vecindario para desenredar su mente.

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Hoseok despertó con una jaqueca terrible. Miró el reloj y casi se cae de la cama al ver la hora que marcaba, su padre lo mataría. Se propuso vestirse rápido mientras pensaba en qué mentira inventar para que no lo descubrieran. Bajó las escaleras con el discurso listo, pero no había nadie en casa y en la mesa lo esperaba su desayuno servido con una nota: