5. ¿No gusta pasar a tomar una tacita de café?

5 1 0
                                    

—¿Pues qué cachondo se puso el asunto no? —soltó Sami mientras bebía de su malteada de fresa, la miraba con ojos inocentes.

Aruma torció el gesto mientras la miraba de forma juzgona —¿Qué? —Inmediatamente se arrepintió de haberle contado sobre su encuentro del día anterior con Caín en el elevador. No tenía a nadie más a quien contarle. Bueno sí, tal vez a su psicólogo Samuel, pero que pena. Y a Tlaco ni pensarlo, era un gato pero también su niño no tenía por qué escuchar eso, le provocaría un trauma.

—La verdad, como me lo cuentas parece el inicio de una novela erótica. —Rio como una niña traviesa.

—Deja de decir esas cosas, estamos en una cafetería, por dios Sami. —Con unos toquecitos con su dedo índice en la mesa.

—¿Qué tiene?, siempre hablamos de estás cosas aquí, el único testigo es el ser supremo que nos vigila. —Miró hacia el techo como si de verdad se lo creyera.

Soltó una risa por lo bajo —Sí siempre hablamos de esto pero sobre ti, no sobre mi, estás cosas no me pasan. —Era la verdad, hace mucho que se encontraba sola en el ámbito sexual y romantico.

Sami regreso la mirada hacia ella —Lo sé y por eso es más divertido, ya hace falta que salgas con alguien y desde cuándo te dije que Caín era una buena opcion.

—Claro... Caín, espérate un momento que ahora mismo le marcó para quedar. —Con sarcasmo hizo ademán de tomar su celular—. Caín es todo lo que no busco en un hombre. —Entornaba los ojos.

Levantando una ceja Sami la cuestionó
—¿No me digas que no está para comérselo sin cubiertos?

Se quedó quieta por un momento analizando lo que le acababa de preguntar.

Y la verdad es que sí, sí era atractivo, era del tipo ejemplar, de esos típicos protagonistas de telenovela para casarse y tener una familia, "¿qué estoy pensando?, debe ser el cansancio de las consultas y la soledad".

"Pero la verdad no está mal para una noche" le dijo su diablito. "Cállate promiscua" lo regaño el angelito.

—Ya, creo que tienes algo de razón —contestó mordisqueando su labio inferior.

Levantó ambas cejas —Siempre tengo razón, digo, solo para el desquite, ya no somos unas jóvenes buscando nuestro amor adolescente, solo diviértete.

Aruma tomo un trago de su capuchino mientras afirmaba lentamente con la cabeza.

Sami inclino la cabeza para mirar lo que estaba detrás de su acompañante —Creo que son tus días de suerte porque estás llamando la atención de varios galanes. — Movió el mentón haciéndole una señal para que volteara.

Y eso hizo, giro disimuladamente para mirar atrás de ella.

Solo vio sobre su hombro un hombre alto con sudadera, capucha puesta y pans negros que se dirigía a la salida de la cafetería.

Así que se incorporo en su lugar y le pregunto con cara de confusión —¿De quien hablas?

—Del hombre que acaba de salir mujer. — Como si estuviera falta de cerebro.

—¿De verdad me estaba viendo a mi o a ti?, ¿o solo estás jugando a las telenovelas mentales otra vez? —le preguntó incrédula.

—Te lo juro por el niñito dios que te estaba viendo, no te quitaba los ojos de encima.

Soltó una risa por el juramento tan dramático —Sí, sí claro —la empezaba a tomar por loca. No, de hecho sí estaba fuera de sus cabales pero aún así la quería.

Finalmente después de unos largos tres segundos sin hablar una mujer con delantal se acercó a su mesa —Hola muchacha buenas tardes, vengo a entregarle esto que le dejaron para usted —se dirigió a Aruma.

Aruma parpadeó como el aleteo de una mariposa —¿A mi?, disculpe, yo creo que...

Sin dejarla terminar y con una sonrisa le contestó —Sí, a usted, el hombre me pidió que se lo diera después de que el se fuera.

Aruma volteo a ver a Sami por un momento y está la miro con ojos de "Te lo dije". Mientras la mujer le dejaba en la mesa un croissant.

Espera, ¿un croissant?

Sí, un pinche croissant, Aruma lo miro incrédula e inevitablemente sintió que estaba en una romcom.

—Entiendo, gracias. —Le ofreció una media sonrisa mientras la mujer se alejaba para su lugar de trabajo.

Sami hablo con tono burlesco —El hombre sí se sabe la de conquistar una mujer con comida.

—Cállate —con sequedad. ¿Un croissant?, bueno, no podía ofrecerle otra cosa como en las series. Una copa de champagne o vino, estaban en una cafetería no en un bar en donde van las personas a buscar encuentros casuales.

Miró la comida y no pudo evitar sentir curiosidad por aquel hombre. Se preguntó si solo con mirarle la espalda ya le había llamado la atención o si tal vez ya la había visto antes, y sí sí ¿de dónde?, ¿de la cafetería? o...

"Carajo, las notas y las cámaras de seguridad", pensó, ¿sería el mismo hombre que le dejo la carta?. En este punto ya se estaba rebanando los sesos. Sí, era tonto relacionar ambas cosas pero en verdad quería saber la verdad, se quejaba de las conjeturas de su amiga, ¿Pero que tal las de ella?

—Aruma —Sami la llamo chequeando sus dedos enfrente de ella—. Otra vez andas como marihuano de centro.

La miró a los ojos y no puedo evitar avergonzarse un poco —Sí, perdón, es por los pacientes de hoy y la conferencia de mañana... después de un año de que empecé con las conferencias y me sigo poniendo algo nerviosa. —Se le daba bien mentir, era un talento que tuvo que aprender para forjar por su carrera.

—Entiendo, ta' bien, te creo, pero también creo que esa mente terminará más revuelta que nunca —dijo de forma más seria.

—¿Por qué lo dices?

—Porque sospecho que pronto tu vida estará patas arriba.

Y cuánta razón tenía.

Sami parecía la bruja personal de Aruma, porque la vida se le transformaría completamente.

En la costilla de Adán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora