Dos días después estaba en el elevador del hospital en donde solía hacer sus conferencias, el clima estaba deprimente, aun que a ella no le importaba mucho, al contrario, le gustaba la lluvia, y como siempre decía que el frio era mental se había puesto con un vestido negro que conjuntó con un simple abrigo largo de cuadros bicolor negro y blanco.
Se froto las manos mientras el elevador estaba en marcha, este se detuvo en un piso y se abrió para dar paso a un hombre; al observarlo sintió una ráfaga electrizante por todo el cuerpo que la hizo hasta enderezarse un poco.
Era alto, demasiado desde su punto de vista, posiblemente más que Caín, calculaba que fácil llegaba a los unos 1.90 sin problema, tenía una preciosa piel oliva, tal vez un tono más oscuro que el de ella; lo que más le llamo la atención fue la gran cantidad de tatuajes que le llenaban ambos brazos hasta las muñecas dejando limpias los dorsos de sus manos, pero aun así con los dedos adornados de anillos plateados.
El portador de aquella melena negra que le llegaba un poco más arriba de los hombros le dio una mirada fugaz y después se giró para tocar el botón del piso al que quería subir.
"Dios bendito", pensó Aruma cuando el poseedor de esos ojos negros como la noche le dio una espectacular vista de sus hombros anchos; inmediatamente bajo la vista cuando el comenzó a ponerse una chaqueta negra.
Las puertas del elevador se cerraron y la cabina se quedó en silencio absoluto cuando avanzaba al siguiente piso.
El elevador volvió a abrirse en un piso y otro hombre entro.
Caín con una sonrisa de oreja a oreja y mirada brillosa se puso a un lado de ella.
-¿Qué haces aquí? -preguntó Aruma de golpe.
-Buen día, primero que nada, ¿No parece obvio?, vengo a tu conferencia.
-¿Cómo por? -Cruzo los brazos.
-Porque uno; me gusta escucharte y dos; dijiste que teníamos una plática pendiente.
-¿Qué?, no escucha, zanjemos el tema con la llamada de ese día, me confundí de persona y...
-... Y con mayor razón me gustaría hablar de esa confusión, te invito a comer después de la conferencia.
-Estoy ocupada lo siento. -Mentira.
-No, no lo estas, Sami me dijo que hoy tienes día libre. -Tenia la sonrisa en el rostro más marcada porque sabía que ganó.
"Sami, juro por Dios que me las vas a pagar cabrona", pensó y aparto la mirada de Caín para ver un momento al hombre que estaba frente a ellos, noto que apretaba su mano en un puño.
Y de alguna ridícula forma Aruma se sentía en un capítulo de Grey's Anatomy, específicamente cuando en un capítulo los amantes de la protagonista se encuentran en el elevador, todos juntos.
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En la costilla de Adán
RandomDe la admiración a la obsesión hay un paso. Aruma, una médica que reside en la Ciudad de México, solo se dedica a dar conferencias, apoya una fundación y da consultas los fines de semana, ¿una vida normal no es así? Una mañana lluviosa se da cuenta...