✵[14] ¡𝑴𝒊 𝒂𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐!✵

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–¡Me quiero moriiir! –Grité.

–Cómo te encanta exagerar las cosas, Roy.

–Pero, tiene que estar en algún lado. –Dije mientras comenzaba a buscar mi anillo, el que me había regalado Alan.

–Ya lo vamos a encontrar, cálmate.

Suspiré y asentí levemente con la cabeza.

–Pero–

–Ya te dije que lo vamos a encontrar, relájate un poco, ¡Dios!–Recibí un fuerte golpe en mi cabeza.

–¡Hijo de tu put–

–¡La boca! –Gritó Barca mientras entraba a la habitación. Genial, lo que faltaba, un dos contra uno.

–¿Qué buscan? –Preguntó mientras tomaba asiento en mi cama junto a Roberto.

–Mi anillo. –Suspiré mientras intentaba recordar las cosas que había hecho. Era imposible que se hubiera perdido así como así. En algún lado tiene que estar pero, no sé en dónde... –¿Alan sigue durmiendo? –Pregunté al recordar que se encontraba en mi casa.

–Si, está tirado en la cama. –Bueno, menos mal. Al menos, no se va a enterar de esto... espero.

–Bien, mejor. –Tomé aire y me agache, quizá podría estar debajo de la cama.

–¿Anoche dormiste en el suelo o por qué buscas ahí?

–Roberto tiene razón, es casi imposible de que esté ahí.

–No sé, quizá y lo empujé cuando caminaba. –Me siento desesperado, ¡Necesito encontrar el anillo ya mismo!

–Bueno, no hagamos tanto ruido, recuerden que Juan y Natamierda están abajo.

–No le digas así, Roberto. –Avisé.

–Pero, si le queda el nombre, lo tienes que admitir.

–No. –Dije y me levanté. Ahora no tengo ni la menor idea de donde buscar.

–¿En el piso de bajo no se te cayó?

–No creo...

–Yo iré a ver. –Se ofreció Barca y le agradecí. –Ya vuelvo.

–Si, si...

Me siento ansioso, siento como algo falta en mi mano.
Por más insignificante que parezca, ese anillo para mí lo es todo.
Un regalo de cumpleaños muy lindo... y que, además, viene por parte de Alan.
Si él se llega a enterar...
No me quiero ni imaginar lo que sucedería.

Barca volvió con una sonrisa.

–¡¿Lo encontraste?! –Pregunté con mucha ilusión y emoción.

–Es que... –Comenzó a rascarse la nuca. –Ni siquiera me dijiste como era.

–¡Eres un pendejo! –Dije.–Es, literalmente, igualito al de tu novio.

–¿De verdad?

Me di un golpecito en la frente por la frustración.

–Si, Barca, si.

–Mejor, yo te ayudo a buscar, vamos, mi amor.

–¿Mi amor? –Pregunté haciendo una mueca de asco. –¡Puaj! Mejor vayan a abajo los dos, así quedan solos.

–Exagerado. –Dijo Roberto mientras salía tomando la mano de Barca.

–Lo que digas.

–¡Envidioso! –Gritó ya en el piso de abajo.

𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒊𝒅𝒊𝒐𝒕𝒂... ✞︎ ⁿᵃᵗᵃˡᵒⁱᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora