𑁍[17]𝑰𝒏𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒃𝒍𝒆𑁍

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Se sorprendió bastante al sentir las manos ajenas recorrer toda su cintura. Suspiró por ese tacto tan... placentero.

–Dijiste que íbamos a buscar diamantes. –Musito apartándose del pelinegro.

–Podemos hacerlo después, tenemos todo el día. –Lo acercó nuevamente.

–Basta, Nat, necesito diamantes ahora. –Una sonrisa permanecía en su rostro pero su voz demandante ganaba en esa situación.

–Vamos, no seas así, Cris. –El castaño lo apartó por completo al instante. El mayor se tapó la boca, no podía creer lo que había dicho. ¿En serio le dijo Cris en vez de Roy?

–¿Cris? –Lo miró confundido.

–Perdón, estoy cansado y–

–No importa. –Dijo sin más. Estaba enojado pero no lo hacía notar. –Vete a casa, si quieres, yo iré a por diamantes.

El contrario no supo que decir, ahora sí que la cagó. 

–S-si. –Apretó sus puños con fuerza. –Perdón, Roy.

–No importa. –Musito con una sonrisa para luego dar media vuelta y adentrarse en la mina.

El pelinegro al ver esto, sintió como su corazón se estrujaba.

Que idiota soy, por dios. –Se dijo a sí mismo.

Pues, la verdad era que, Roy, últimamente dejaba pasar todo. Por más grande o insignificante que fuese el problema, él le restaba importancia. Eso era raro en él, pues, casi siempre, se involucraba demás e intentaba solucionar todo, aunque ni siquiera hubiera una solución.

Cuando escuchó los pazos del pelinegro alejarse, soltó algunas lágrimas acompañadas de un sollozo.
Estaba soltando todo lo acumulado de estos últimos días. Su frustración y negatividad abundaban en esa situación.

Suspiró para relajarse pero le era imposible.
Encontró diamante pero, ni siquiera eso lo animó.

Quería regresar a su casa, tomar su diario y comenzar a escribir su día. Desquitarse en esas páginas blancas que lo esperaban con ansias. Pues, esta era su única manera de desahogarse.

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Terminó de escribir y cerró el libro.

–Oye, Sebastian, ¿Estás despierto? –Preguntó una voz familiar.

–Si, Roberto, ¿Qué pasó? –Preguntó mientras se levantaba y abría la puerta.

–Ah, nada, vino Rodezel a verte.

–¿Germán?

El contrario asintió levemente.

–Dile que suba, estoy cansado como para buscarlo.

–Ah, bien, ahí le digo. –el menor vio como su amigo se alejaba.

Suspiró y se recostó en la cama. Aún seguía cansado, y eso que había dormido luego de volver de la mina.

Quedó vagando en sus pensamientos hasta que sintió un ligero peso junto a él. 

–Hola, Royroy.

El contrario frunció el ceño, ese apodo solo se lo decía una persona.

–¿Alan? –Preguntó confundido. Había veces en donde Roberto o Barca le decían así, pero era solo para molestarlo.

–Si.

–¿Pero, y Rodezel?–Seguía sin entender. Se supone que ahora debería estar conversando con su amigo.

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⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

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𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒊𝒅𝒊𝒐𝒕𝒂... ✞︎ ⁿᵃᵗᵃˡᵒⁱᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora