Dolor

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Nina

El dolor de cabeza me despertó, la noche anterior había sido larga, me quede mirando el techo unos segundos tratando de recordar lo que había pasado la noche anterior, me gire y lo vi dormido alado de mí, mi novio Jaciel, me quede mirándolo unos minutos, después tome mi celular para ver la hora, eran las 7 de la mañana y me di cuenta que tenía notificaciones de mensajes, recordé que le había prometido a Kanu que hablaríamos asique me pare de la cama lo más sigilosa que pude, no sirvió de nada porque aun así se despertó mi novio.

-buenos días- le dije

-hola, ¿A dónde vas tan temprano?

-a prepararme para la escuela

-ven – dijo

Me tomo por la mano, haciendo que me volviera acostar para después el jalarme y tenerme entre sus brazos mientras me daba un beso, podía sentir su cuerpo junto al mío, podía olerlo, podía sentir su calor, podía sentir que alguien estaba conmigo, él había estado ahí todo este tiempo en el que no había estado con Kanu, el me ayudo a que no me doliera el alejamiento, en mis peores momentos él podía ver lo mejor de mí, el me ayudo a levantar y reconstruir los escombros de mi derrumbe, él tenía el control de mí.

Nos quedamos dormidos, para cuando me levante ya era tarde, asique le mande mensaje a Kanu, al mismo tiempo que desayunaba mientras que Jaciel fumaba un porro en la terraza, al entrar me aviso que íbamos a ir a una fiesta de uno de sus amigos. Para ser sincera no quería ir a la fiesta, pero tampoco quería discutir, sabía que si me negaba, se enfadaría y me haría sentir culpable porque últimamente me decía que mis amigos no eran buenos y que necesitaba a sus amigos, a veces me dolía, pero era una de las únicas personas en las que podía confiar y eso valía más que el dolor.

El aire frío de la noche me golpeó en la cara mientras salíamos del taxi, la música sonaba desde la casa al otro lado de la calle, y las luces brillantes parpadeaban a través de las ventanas, respiré hondo y traté de calmar mis nervios, Jaciel me tomó de la mano y me arrastró hacia la puerta, la música era ensordecedora y el calor era sofocante, me sentí mareada y desorientada, mi novio me empujó hacia la multitud y me perdí de vista.

Vagué por la casa, sintiéndome cada vez más sola y aislada, observé a las personas bailar y reír, y me sentí como una extraña. Jaciel me había prometido estar conmigo, pero se encontraba en algún lugar, bebiendo y hablando con sus amigos, ni siquiera se había molestado en buscarme, de repente, el apareció frente a mí, con una sonrisa traviesa en su rostro.

- ¿Te estás divirtiendo? - preguntó, con un vaso de cerveza en la mano.

- No - dije negando con la cabeza - Quiero irme.

- ¿Qué quieres decir? - dijo - Acabas de llegar.

- No me importa, ya me quiero irme a casa.

- No seas aguafiestas, quédate un rato más.

- No - dije con firmeza - Me voy.

Jaciel me agarró del brazo y me giró hacia él.

- ¿Qué te pasa? - preguntó, con un tono furioso en su voz.

- ¡Suéltame! - dije, tratando de zafarme de su agarre.

Me empujó contra la pared y me miró con ojos llenos de ira.

- No te vas a ir a ninguna parte eres mía.

Sentí un escalofrío de miedo recorrer mi cuerpo. sabía que tenía que salir de allí, pero no sabía cómo, en ese momento, Oriol se acercó a nosotros.

- ¿Estás bien? - preguntó, mirándome con preocupación.

Jaciel me soltó y me miró con una sonrisa maliciosa.

- Sí, estamos bien - dijo. - Solo estábamos hablando.

El chico lo miró con escepticismo.

- Si necesitas algo, solo avísame - dijo

Le sonreí débilmente. se alejó, y yo me di la vuelta mientras mi novio estaba distraído, me fui, no miré atrás, corrí hacia la puerta y salí a la noche. El aire me golpeó en la cara y me sentí aliviada de estar fuera de esa casa, esa casa lo había cambiado.

Malas DesicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora