Carta cincuenta y tres.

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Hoy te dieron de alta. Me tomó por sorpresa cuando me abrazaste de la cadera, me levantaste, y, balanceándome en el aire, dijiste que "Al parecer, la perfección si tiene un rostro". Milo exclamó un "¡BÉSALA, IDIOTA!" Y tú lo hiciste.

Y yo, muerta.
Y a la vez más viva que nunca.

-Beverly.

De una escritora a un artista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora