Carta veinte.

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Cuando reíste al leer mi carta ayer, casi me tropiezo con mis propios pies (porque soy así de torpe), y tú me escuchaste. Saliste corriendo en mi dirección y yo corrí fuera de mi escondite mucho más rápido y me metí al baño de niñas.

Qué suerte que yo tuviese mi capucha puesta, y llevase los zapatos de mi hermano...No preguntes.

-Una escritora realmente asustada.

De una escritora a un artista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora