Carta sesenta y tres ((FINAL)).

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Es hora de dejar estas cartas guardadas; para que Sarah, nuestra bebé, las lea en un futuro. Es curioso (y muy emocionante) saber que hace unos años era una adolescente enamorada que no sabía lo que unas cartas tan comunes iban a provocar.

Y ahora, míranos, Keith.

Nos casamos en Las Vegas –tú no querías nada a lo grande, y casarme allí siempre fue un deseo muy raro que guardaba en mi corazón.
También fuimos a Italia, me llevaste a la Fontana de Trevi. Me besaste allí y justo en ese momento te confesé que íbamos a ser padres de Sarah.

Hoy iremos a hablar con nuestros padres, y sé que enloquecerán cuando se enteren que nos vayamos a Portland, pero tú y yo no cabemos de la felicidad.

Te amo.
Siempre lo haré, pase lo que pase, seas como seas. Gracias por ser mi amor adolescente. Gracias por corresponder. Y gracias por ser el mejor esposo de todo el mundo.

Te ama, Beverly.

—De Beverly Johansen, una escritora reconocida, a su esposo Keith Larousse, un pintor de sonrisas muy exitoso.

De una escritora a un artista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora