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"Adelante, ve allá y descansa un poco. Volverás cuando las cosas se calmen un poco".
 
El emperador, un viejo amigo de Louis, dijo esto, le dio una palmadita en la espalda y luego simplemente añadió como si intentara consolarlo:

"Esto es lo mejor por ahora ¿De acuerdo? Eres joven, vienen tiempos violentos, y no hay manera de que alguien como tú pueda sobrevivir ni siquiera a esta pelea".
 
Lo que dijo el emperador era indudablemente cierto. Incluso Louis, que tenía casi cero sentido político, se dio cuenta de lo peligrosa que estaba la situación con solo sentir el ambiente tan cargado de los últimos días. Y ahora que el nuevo emperador había ascendido al trono, los nobles parecían estar completamente absortos en comenzar una feroz competencia para maximizar sus propios beneficios y, por consiguiente, era extremadamente difícil para Louis, que quedó atrapado en el hueco, seguir la corriente de todo este difícil asunto. Los nobles lo consideraban una piedra en el zapato por ser demasiado recto y aunque solo había pasado un mes desde que se realizó la coronación, Louis había sido acusado de tres cargos bastante lamentables.

El emperador pensó que si simplemente eliminaba la actitud de Louis de pretender ser fuerte y valiente todo el tiempo, no sería atacado hasta el punto de costarle la vida sino más bien, considerado solo una amenaza tan pequeñita por la que no valdría la pena ni siquiera girar la cabeza. Sin embargo, Louis, que era recto hasta el punto de la ignorancia, ni siquiera pretendió escuchar la recomendación del emperador para mantenerse a salvo por lo que, al final, el hombre tuvo que tomar una serie de medidas para protegerlo antes de que fuera de verdad muy tarde.

Fue por eso que la propiedad en el bosque fue concedida a Louis directamente de manos suyas. Algo tan hermoso y tan perfectamente bien estructurado, que grandes sonrisas se extendieron por los rostros de los nobles que observaban, con los ojos muy abiertos, la manera en que le pasaba la llave y los papeles como si fuera la herencia de un padre más que de un buen amigo. Un área muy grande y vasta, (incluso aunque la mayor parte estaba cubierta por árboles), enterrada en lo profundo de la parte norte del imperio. Algo que se podía considerar un lugar de exilio más que de descanso y que estaba muy, muy lejos del castillo del emperador.
 
El emperador entonces le dio un abrazo, le comunicó sus buenos deseos y le ordenó que se fuera inmediatamente a la finca. Y sin pensarlo demasiado, Louis empacó un equipaje bastante sencillo, un caballo discreto, y partió hacia ese lugar, teniendo de únicos asistentes a tres caballeros que lo iban escoltando todo el tiempo.

Todo, para que Louis pudiera estar a salvo tan siquiera por otro día.

Por supuesto, el camino hacia el territorio fue increíblemente sencillo. Los caballeros parecían temerosos de que un asesino los alcanzara o de que hubiera espías ocultos entre los árboles pero, en realidad eso no sucedió nunca. En cierto modo, pareció bastante natural porque el enemigo no era tan tonto como para molestar al conde teniendo una batalla más importante a la vuelta de la esquina así que, una vez que la piedra de sus zapatos desapareció, se sintió como si ahora tuvieran el camino libre para hacer lo que les viniera en gana. Y aunque el camino pareció conducir a un territorio bastante remoto y abandonado, Louis en realidad pareció más relajado de lo que debería estar según las circunstancias. Después de todo, no tenía más remedio que hacer lo que le ordenaba el emperador y también, debía acatarse a las diversas conciliaciones y amenazas que había estado recibiendo en la capital antes de poner en peligro a otra persona.

Y aunque era un viaje muy tranquilo, en el que solo veía para adelante, se rascaba la cabeza o la barbilla y se contentaba con pensar en el futuro, de pronto escuchó un:

"¡No te acerques más! ¡¡Soy asqueroso y no tengo buen sabor!!"

Que provenía directamente de una criaturita que luchaba desesperadamente, atrapada en una telaraña, y del tamaño de un dedo pulgar. Y mirando las antenas en la parte superior de su cabeza y las delgadas alas de libélula atrás de su espalda, pensó que en definitiva había resultado ser un insecto que quedó atrapado en una telaraña mientras iba volando hacia su casa. Matemáticas simples:

La boda de las hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora