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"¡Príncipe! ¡¡¡Príncipe!!!"
 
Tweet agitó sus alas con fuerza y voló de inmediato en dirección al castillo real. Abel, que estaba acostado en la cama y todavía sosteniendo su cojín de tela de araña contra su pecho, se levantó de un salto y gritó:

"¿¡Cómo estuvo la prueba!? ¿Él está bien?"
 
Por lo que, en respuesta a la pregunta urgente de Abel, el pequeño pajarito saltó y gritó casi al mismo tiempo:

"¡Pasó! ¡¡Pasó la prueba, mi príncipe!!"
 
"Oh, por Dios. Oh, por Dios."
 
Así que Abel se sentó en el colchoncito de paja, con lágrimas brotando de sus ojos, y abrazó nuevamente el cojín mientras comenzaba a llorar y a decir: "¡Felicitaciones, mi amado héroe!" De tal manera que incluso el corazón de Tweet se conmovió ante esa imagen.

Luego Abel se secó la cara y volvió a preguntar:
 
"Eso significa que sigue siendo tan genial y valiente como lo recuerdo ¿No es verdad?"
 
"Seguro que sí, mi príncipe."
 
"¿Sigue teniendo ese hermoso cabello negro como el cielo nocturno?"
 
"Sí, mi príncipe. Todavía es así de negro".
 
"¿Sus manos todavía son grandes?"

"Sí. Sus manos son geniales".
 
Tweet respondió a todo eso, hablando con entusiasmo, cantando, siendo amable y haciendo movimientos de cabeza más exagerados de lo que debería estar haciendo. ¡Era solo que no era tan estúpido como para decir lo que realmente opinaba de todo esto en voz alta! En vez de eso, el ave sonrió y trató de calmarlo expresando todo tipo de elogios para el guerrero pero, ese hombre de verdad le daba mala espina: Había tenido a un hada volando frente a su cara todo este tiempo pero de todas maneras solo decidió darle un manotazo. Luego se encontró con Piegrande en forma de humano, pero ni siquiera le pareció extraño y tampoco le hizo preguntas. No parecía un héroe, ni una persona divertida o genial o valiente así que, no pensaba que fuera adecuado para alguien tan hermoso y encantador como lo era el príncipe. Pero Abel, que no tenía forma de saber lo que había pasado o lo que vio Tweet, solo abrazó el cojín con tanta fuerza como si fuera a hacerlo estallar. Cerró los ojos y abrió la boca:

"Quiero conocerte pronto. Quiero correr ahora mismo hacia ti, frotar mi mejilla contra tus encantadores dedos, hacer que acaricies mis antenas y... Moriría, realmente moriría por sentirte tocar mi espalda de la misma manera tierna en que quitaste la telaraña de mi cuerpo."

"..."

"Te extraño."
 
Los frescos y hermosos ojos verdes de Abel estaban brillando. Al parecer, porque estaba extremadamente emocionado con solo pensar en encontrarse nuevamente con el guerrero y estar a su lado hasta terminar unidos. De hecho, fue tan fuerte y tan tierno, que Tweet no pudo contarle sobre el complot que estaban tramando en el palacio ahora mismo. Tanto el Rey de las Hadas, como el resto de los ancianos.

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⏰ Última actualización: Jul 21 ⏰

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La boda de las hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora