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Después de terminar su comida, Louis salió a caminar en dirección al bosque. Justo como ayer y como el día anterior a ese. En realidad no tenía planeado hacerlo hoy porque deseaba montar a caballo para recorrer una finca que estaba a un par de kilómetros de distancia pero, sin embargo, ahora tenía un motivo muy claro en mente: Louis estaba pensando en recolectar los hongos alucinógenos que había visto ayer porque pensaba que la alucinación, que creía que ya había desaparecido hace mucho tiempo, de hecho le había regresado con bastante más fuerza que antes. Realmente no era un obstáculo para su vida diaria porque le permitía comer y dormir con normalidad pero, tampoco era bueno dejarlo como estaba por lo que, una vez que trajera los hongos y los mostrara a sus amigos, seguramente se les ocurriría su propio antídoto para lograr desintoxicarse y además, como los residentes que vivían cerca seguramente estarían familiarizados con esos hongos, en poco tiempo, podía ayudarlos con los efectos al mismo tiempo en que los investigaba.

¿Pero cuánto tiempo había estado caminado sin rumbo? Louis, que alcanzó una profundidad bastante considerable, observó su entorno, volvió sobre el camino que había tomado ayer, y miró hacia arriba y hacia abajo un montón de veces. Sin embargo, por muy bueno que fuera su sentido de orientación, era imposible recordar con precisión un lugar justo en medio del bosque por lo que irremediablemente terminó por perderse. En vez de eso, el conde decidió dejar de ir en sus propios pasos, y solo centrarse en encontrar los benditos hongos. De todas maneras, dado que crecían naturalmente debido a la riqueza de la tierra, era cuestión de no desesperarse, estar bien atento, y seguir hasta encontrar una formación circular que fuera parecida a la de antes.

"A ver..."

Había muchos hongos pero, no los que estaban en círculo. 

Y Louis, que había estado explorando el bosque con ojos bastante cautelosos, de repente volteó la cabeza y cuando miró detrás de él, entonces notó que había una rana verde en un charco.

"..."

Pero cuando captó la mirada de Louis, de repente comenzó a croar y, en el momento en que volvió a girar la cabeza hacia adelante, la rana dejó de hacerlo y caminó como si lo estuviera siguiendo.

"Humano."
 
"..."

Louis dejó de caminar cuando escuchó una voz. Entonces miró hacia abajo desde donde venía el sonido y vio de nuevo, una criatura del tamaño de su dedo pulgar. Era algo que parecía un pequeño humano, con finas alas y antenas de libélula, pies inusualmente grandes y una barba blanca. Algo muy diferente de las otras alucinaciones pero una alucinación a fin de cuentas.

Louis la ignoró y empezó a caminar de nuevo.

"¡Humano!"

Siguió a Louis persistentemente. 

Al principio, corrió y lo persiguió, pero luego, como si pensara que no funcionaría, voló y bloqueó la cara del humano con todo su cuerpo.

"¿No quieres hablar conmigo?"

"..."

Por supuesto, Louis dejó de caminar otra vez.

"¡He venido desde...! ¡Aaaah!"

Debido a eso, Louis extendió la mano y lo golpeó como si fuera un mosquito.

"Duele, duele, duele."

Pero no le importó porque era una alucinación después de todo.
 
"¡Qué persona tan ignorante eres!"

Cuando voló de regreso, estaba tan enojado como el fuego y sin embargo, aún así no hubo respuesta por parte de Louis. Se acarició la barba e inclinó la cabeza de nuevo:
 
"¿No puedes verme?"
 
Luchó por seguir al lado de Louis. Luego dio vueltas sobre su cabeza y movió sus alas por aquí y por allí como para molestarlo. Y mientras sus alitas batían y hacían ruido, como los del viento en un árbol, un polvo que emitía una luz misteriosa y muy, muy bonita, brilló y cayó de inmediato sobre su cabello. El conde intentó tocarlo cuando...

La boda de las hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora