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"Esto es demasiado..."

El Caballero Jade murmuró esto suavemente. No terminó la frase porque estaba consciente de que su señor Louis estaba mirándole muy atentamente, pero, todos podían adivinar con facilidad lo que iba a decir a continuación. Entonces, Denver terminó lo que Jade no pudo:

"Esto es demasiado asqueroso. Una mierda"
 
Huid pateó la pantorrilla de Denver:
 
"¡¿Por qué?! ¿No es lo que todos estamos pensando?"
 
Gritó Denver, mirando a Huid de arriba para abajo. Huid lo observó con desdén y murmuró en voz baja:

"Cierra la boca."

"Obligame."
 
Y dejando atrás a los caballeros, que no podían dejar de pelear ni siquiera por cinco minutos, Louis volvió a mirar justo hacia adelante, a la residencia que sería su hogar ahora, y se quitó el equipaje de los hombros para dejar descansar su espalda. Después de un viaje de más de diez días finalmente llegaron a su destino por lo que el conde simplemente pensó: "Finalmente podremos descansar como es debido". Por lo que, para ser honesto, no reparó en que los pensamientos de los tres hombres que lo estaban siguiendo serían tan diferentes a los suyos.
 
"¿Es esta una residencia o un maldito establo?"

"¿No se va a derrumbar tan pronto como entremos?"
 
"Está más allá de lo que había imaginado".
 
Por lo que el nuevo propietario de la mansión se quedó sin palabras. Los caballeros ya se habían quejado y no podían ocultar fácilmente su expresión de estar masticando mierda así que, podía decirse que tal vez tenía que darles la razón sobre su molestia. Después de todo, el emperador había hablado tan bien sobre la casa que los caballeros, que tenían un vago conocimiento de la finca, aunque no esperaban que la casa fuera un castillo fuerte, hermoso o que pudiera compararse con el de la capital, tampoco pensaron que se vería tan inmensamente destrozada de todas sus habitaciones. Dijeron que era fuerte y estable pero, lo que tenían de frente a ellos ni siquiera usaba mármol, y mucho menos piedras duras. Tenía dos pisos de altura y estaba literalmente hecho 100% de madera por lo que era obvio que si se produjera un incendio, se consumiría en un instante. Además, si un enemigo atacaba en cualquier momento, de día o de noche, sería difícil incluso usar este lugar como escudo para bloquear las flechas entrantes por lo que, no mentían al pensar que Incluso las posadas baratas, repartidas por toda la capital, habrían sido mil veces mejores que esto.

El conde Louis Chandler era el confidente más cercano del emperador y un renombrado caballero del imperio por lo que ¿Darle esta casa? ¿De verdad?
 
"¡Maldición!"

Denver, que tenía mal carácter, acabó maldiciendo con una voz bastante áspera. Y esta vez, Huid tampoco pudo culparlo. En cambio, simplemente suspiró y se presionó las sienes mientras decía:

"Entremos primero."

Y aunque Huid tenía una personalidad bastante tranquila, su voz estaba llena de emociones de enojo que aún no había podido contener por lo que, fue una completa fortuna que Louis no fuera lo suficientemente sensible como para sentir ese tipo de "mala vibra". Por supuesto, tampoco era del tipo de hombre que se desesperaba al ver un edificio de mala calidad que parecía a punto de derrumbarse sobre sus cabezas, incluso si se suponía que iba a vivir allí de ahora en adelante, por lo que, más bien, era la primera vez en todo este tiempo juntos que, la personalidad del Conde Chandler, que normalmente era frustrante e irritante, parecía tan increíblemente pasiva como ahora. Tal vez, si hubiese sido un noble más acostumbrado a la vida lujosa de la capital, tan pronto como hubiera visto la casa habría echado espuma por la boca, fingido desmayarse o tal vez hasta le prendería fuego. Ahora era como regresar a su infancia.

La boda de las hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora