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Segundo semestre del año, las vacaciones de invierno habían acabado y ahora todos los niños y adolescentes estaban obligados a asistir nuevamente a la escuela. Era un lunes por la mañana, demasiado temprano para cualquiera, pero un rubio de ojos azules no había dormido en toda la noche.

5:00 AM y el muchacho seguía divagando en internet, pasó por diferentes actividades durante la madrugada, desde jugar algún videojuego, hasta leer algún comic desde su ordenador, ignorando por completo el hecho de que debía asistir a la escuela en pocas horas, pero él ya estaba acostumbrado a no dormir tanto, era una persona más bien nocturna. Al ver la hora decidió dormir un poco más y despertar a las siete, no estaba cansado, pero sabía que no debía amanecerse completamente, al menos no ese día.

Dos horas pasaron y la alarma del teléfono del rubio comenzaba a tocar una melodía de alguna canción de Death Metal. Dee despertó casi inmediatamente y restregándose las manos por sus ojos, suspiró. Se levantó sin apuros y comenzó a arreglarse; baño, ropa, maquillaje, peinado y ya estaba listo. Mientras se devolvía del baño, pasó inevitablemente por la habitación de su hermano, quien seguía durmiendo, a pesar de que su alarma llevaba media hora sonando.

Sin importarle mucho decidió ir a desayunar solo, quedaba un poco de tiempo aún antes de que tuviera que salir rumbo a la escuela, la cual no quedaba a muchas cuadras de su casa. Llegó al comedor y ahí se encontraba su padre tomando su infaltable taza de té, a pesar de estar concentrado en el diario, saludó a su querido hijo mayor con su característica calma.

— Buenos días, Dee — dijo y levantó su vista del diario — ¿Dónde está Heavy? — preguntó al no ver a sus dos pequeños juntos.

— Dormido — respondió a la pregunta sin tomarle mucha importancia, se sentó y sacó uno de los pancakes que estaban encima de la mesa. Vio a su padre levantarse casi al mismo tiempo, seguramente iría a despertar a su hermano.

Pasados unos minutos, comenzó a escuchar los gritos de Heavy quien se alistaba apurado y haciendo demasiado ruido por donde pasaba. El rubio terminó su desayuno y fue a la entrada de la casa para ponerse sus botas y sacar sus llaves, planeaba esperar al pelirrojo, pero al escuchar el grito molesto de su madre recién despertada por culpa de Heavy, decidió que tomar sus cosas y salir rápidamente de casa era lo mejor, y así lo hizo.

El trayecto fue tranquilo hasta que a mitad de camino escuchó gritos que llamaban su nombre, no se detuvo y pronto su hermano estaba junto a él.

— ¡¿Estás sordo?! ¡Te dije que me esperaras! —  exclamó casi sin aire el menor, tratando de seguirle el paso al más alto.

— Oops, no te escuché — respondió con el tono agotado típico en él, ocultando una pizca de sarcasmo que sabía que Heavy no entendería por completo, pero su media sonrisa lo delataba, aunque su pelirrojo hermano no era lo suficientemente observador como para notarlo.

Lo que quedaba de camino se resumió en Heavy hablando mucho y en Dee asintiendo con la cabeza solo cuando era necesario, hasta que finalmente llegaron a la escuela y sus caminos se separaron.
Dee entró en silencio a su salón y se sentó en su lugar, el cual estaba a unos pocos pupitres del lugar de la chica nueva, Velika.

Velika había llegado a principio de año y había logrado captar la atención de todo el mundo, aunque no en un muy buen sentido. Casi todos reconocían que era muy guapa, en realidad era muy callada y extraña. En varias ocasiones gente trató de entablar alguna conversación con ella, pero la pelirroja predecía inmediatamente el rumbo de la conversación, sin dejarlos divagar ó por el contrario, solo miraba fijamente a la persona hasta que se incomodara lo suficiente como para marcharse. 

« Es tan rara, me da miedo, ¿Ya viste como se viste? » Era de las tantas cosas que se decían de ella, la cual parecía ni inmutarse, en realidad parecía no escuchar a nadie. Dee desde el primer día la observa, consiguió otro asiento solo para tener un mejor ángulo de ella. Velika se sentaba en la fila que estaba a un lado del asiento del rubio, justo en el primer pupitre, y Dee estaba un asiento más atrás, así la veía en diagonal, con una vista casi perfecta de su perfil.

El rubio no sabía exactamente que sentía por ella, y no quería saberlo tampoco, en cierto aspecto le acobardaba descubrir que tenía algún crush con la chica, así que prefería solamente observarla a lo lejos y tratar de no sentir la necesidad de hablarle, aunque varias veces tuvo que controlar sus impulsos.

A lo mejor algún día se atrevería a hacerlo y a lo mejor ella le respondería.

La clase pasó sin pena ni gloria para el ojiazul, quien solo miraba por la ventana y a veces garabateaba las hojas de su cuaderno, no tenía ningún interés en escuchar cosas que ya sabía, el único momento donde prestaba atención era cuando Velika ocasionalmente participaba en la clase, solo gracias a eso se sabía como sonaba su voz.

Dee admiraba a la pelirroja, nunca lo admitiría en voz alta, pero las ropas góticas de la chica le provocaban satisfacción, le gustaba saber que existían personas tan hermosas como Velika que utilizaran un estilo más oscuro.
Y es que Velika tenía una belleza peculiar, sentía que pocos en verdad podían apreciarla, la gente superficial esperaría que utilizara prendas cortas y de colores pastel, con un maquillaje liviano y así recién considerarla atractiva.
En ese sentido, Dee parecía observarla de forma diferente.

Sonó la campana del receso y todos se abalanzaron a las puertas del salón, desesperados por quitarse el aburrimiento de encima con un buen desayuno en la cafetería. El profesor de historia guardaba sus cosas con desdén, parecía también ansioso de salir a comer algo. Dee aparentaba verlo, cuando en realidad miraba la figura quieta de Velika, ninguno de los dos se había movido de sus asientos. El rubio no tenía ningún "negocio" el cual atender, al menos no ese día, y tenía algo de comida en su misma mochila, no quería salir. Él sacó unas galletas y comenzó a comerlas mientras de reojo miraba a la pelirroja, la cual escribía sin parar en su libreta.

No sabía si estaba realizando la tarea de matemáticas o si tenía un diario de vida que estuviese llenando justo en ese momento, pero la concentración y serenidad de la muchacha puso cálido el corazón del rubio por un instante.

Toda aquella serenidad se interrumpió cuando un chico pálido entró con mucho escándalo al salón.

— ¡Oh, mi querida! ¡Dichosos son los ojos que te ven, Velika mía! — exclamaba aquel chico realizando movimientos exagerados y muy dramáticos. El joven era pálido también, de ojos miel muy claro, casi amarillos, pero de un cabello tan negro como la oscuridad de las noches en las que la Luna no alumbra.

— Oh, Corbin, querido...— respondió con suavidad ante la presencia de su hermano, levemente sorprendida por su aparición. Dee dejó de observar la escena para no quedar como chismoso, pero estaba escuchando todo con atención, la voz de la muchacha le gustaba.

— Mi querida, mi anochecer, ¿No has querido comer otra vez?

— No, el menú de hoy no llamó mi atención.

Así comenzó una conversación bastante trivial entre ambos, el rubio escuchaba con atención mientras fingía estar concentrado en su teléfono y galletas. A Dee le sorprendían muchas cosas de ambos hermanos, pero el como se trataban con tanto afecto y su peculiar formalidad al hablar eran las razones más fuertes que tenía para sentir aún más intriga por Velika.

« ¿Cómo fue criada? ¿Dónde? ¿Y por quién? » se  preguntaba él, quien no podía imaginarse a la pelirroja como alguna otra cosa que no fuera una princesa o duquesa.

Y es que si Velika fuera suya, él la trataría como mucho mas que eso, sería su reina, su emperatriz, o eso le gustaría, porque Velika no era suya y probablemente nunca lo sería.

Tocó nuevamente la campana disipando todos los pensamientos incontrolables que salían del chico, se distrajo tanto que ni siquiera se dio cuenta que el chico pálido de ropas Victorianas ya se había ido. Entraron primero los alumnos y unos dos minutos más tarde entró la profesora de matemáticas, quien saludó con pereza a todos mientras acomodaba sus cosas.

Dee miró por la ventana nuevamente, pero algo llamó su atención; era Heavy, su hermano pequeño teniendo una agradable charla con Corbin, el hermano mayor de su reciente obsesión, Velika.

Vampyrist [Dee ٭ Metal Family]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora