III

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- El estará bien- dijo una enfermera a Bill.

Estaba sentado en la sala de espera del Ucla Medical Center, mirando al personal ir y venir con algo de ansiedad.

Estaba sentado en la sala de espera del Ucla Medical Center, mirando al personal ir y venir con algo de ansiedad

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Había sido completamente su culpa que el dueño de aquella motocicleta cayera de ella. Pero por buena suerte el hospital estaba cruzando la calle y rápidamente habían ingresado al accidentado.

Ahora estaba allí, después de rendir declaración a un oficial de policía regordete que le habia tratado con cierta parsimonia.

Por supuesto no se iría, aquel extraño tenía algo familiar, pero era difícil de saber el que, porque afortunadamente llevaba el casco puesto. Deseaba quedarse y disculparse.

Sin embargo estar en aquella sala de espera, con el ir y venir de personas, el ruido de los monitores, traía al presente ciertos fantasmas. Sombras de un pasado que le remolian el corazón.

El pasado estaba, sentado a su lado, tratando de llamar su atención, jalando de su ropa, colgado de sus botas al atravesar la salilla de espera. Revolviendo el café en los vasos de quienes esperaban junto con él, las noticias.

Un apuesto joven rubio entro con unos formularios y se los tendió a los presentes. Bill estaba tan distraído que no deparo en el hasta que este le tocó la mejilla con un bolígrafo...

PARIS 4 AÑOS ANTES...

-¡Tienes lo que se necesita!- le dijo el rubio evaluando, con un bolígrafo le acaricio la mejilla y le levanto el mentón-... ponte el vestuario y veamos como te va, eres muy alto.

Bill asintió nervioso y se giro dandole la espalda al hombre que no debía llevarle tantos años, tal vez, aquel ajustaba los 20. Bill en cambio solo contaba 18 menos algunos días.

-No te preocupes demasiado por mi..- le dijo aquel notando su timidez- solo estoy haciendo negocios...

Pero aquellas palabras no relajaron en nada a Bill. Dejo al descubierto su cuerpo desnudo y sus nalgas firmes. Sentía la mirada del otro clavada en su espalda.

Se apresuró y ajusto bien el leotardo negro lleno de pequeñas piedras bordadas blancas.

-¿Puedes, girarte? - la orden tenía un tono amable...pero era una orden. Bill obedeció, porque no sabía dónde estaba. No a ciencia cierta, aunque en realidad si que sospechaba dónde estaba y por eso trataba de ser cuidadoso.

El rubio y alto entrevistador, dió un largo suspiro, evaluando.

-¿Qué es eso en tu pierna? - le dijo al fin.

-...un recuerdo...- dijo Bill tratando de cubrir una larga cicatriz en los gemelos de la pierna izquierda con la otra pierna.

-No parece nueva...-dijo al fin- ¿Esto puede traerme problemas?- inquirió clavandole los ojos directamente.

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