Bill llegó a la casa que compartía con Joan y Natalie, eran casi las 9 de la noche, no había luces encendidas y tampoco estaban por allí sus amigos.Fue encendiendo luces en su camino a la cocina, en búsqueda de agua. Nadie apareció, así que comenzó a preocuparse.
Puso al fuego una pasta, para hacer un spaghetti. Tenía hambre y mucha, Tom parecía ser un aliciente a su apetito, no solo sexual, aquella idea le hizo sonreír. Pero si, también le provocaba apetito sexual, reconsideró recordando sus besos.
Tenía que darse un baño porque el olor que despedía a Tom, tan erótico y sensual podía dejarlo en evidencia. Aunque con sus amigos no tenía grandes secretos, eran sus confidentes siempre. A Bill le parecía que oler a sexo le resultaba vergonzoso debido a su prolongado celibato.
No le había interesado nadie en mucho, mucho tiempo así que, interrumpir su castidad de manera tan repentina, de manera tan inesperada era lo que le causaba conflicto consigo mismo.
Se encamino a la regadera prendiendo luces a su paso. Su habitación era un espacio armonioso y limpio, como toda la casa, con una cama amplia, un escritorio y un closet de pared a pared del que saco una pijama y unas pantuflas.
Se desnudo y entro al baño, se detuvo frente al espejo sobre el lavamanos. Admiro su piel blanca esperando encontrar quemaduras por dónde habían pasado los dedos de Tom, o al menos alguna señal del fuego que había sentido. Pero no.
Su piel estaba tan lozana como siempre, y sin embargo, si cerraba los ojos sentía los caminos que había recorrido aquella lengua y aquella boca hacia tan poco tiempo.
Se metió a la regadera, el agua tibia comenzó a bajar lentamente sobre su cuerpo, masajeando los músculos doloridos por la faena.
Iba tallando con la esponja, haciendo espuma en cada parte de su cuerpo, tropezando con recuerdos de caricias y besos. Intento controlar un poco sus pensamientos, pero encontró una vereda que había sido recién explorada, inusualmente sensible.Había labios y mordidas en esa zona, sensaciones residuales y no pudo ni quiso retener más las imágenes de Tom acariciándolo. Se dejó llevar y pronto estaba bajo el agua desprovisto de la espuma y con una monumental ereccion.
Cerro los ojos e invoco a la memoria mientras se tocaba ansioso. El cosquilleo de las manos; la sensación de alivio cuando pudo tocar las trencitas; la sensación del aliento de Tom en su nuca, en su cuello, en sus venas, le subía la temperatura.
-¡Oh, Tom!- dijo entre dientes, no estaba allí pero que placentero le resultaba.
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Soie
RomanceEs una historia ficticia, cualquier parecido con la realidad no ha sido coincidencia. Inspirada en el universo Toll el cual nace de los hermanos Kaulitz. No tiene la finalidad de provocar, seducir o promover el consumo de d-ro-gas, sexualidad explí...