Tenías que ser tú (Eric Carr)

Capítulo 9

8 horas atrás...

Narra Bruce:

- ¿Y bien? ¿Qué quieres hacer con él? - Hablo Simmons impaciente desde el sofá.

- No sabe con quién se metió ese imbécil, además tiene mi nombre - Rió Stanley.

- Hey hey hey chicos, tranquilos. Se que se mueren por golpear traseros, pero aquí nuestro compañero solo quiere asustar al chico - Anunció Peter seriamente.

Era el momento de presentar a estos personajes. Comencemos por Stanley Bert Eisen, o Paul Stanley, un idiota que conocí hace un año gracias a Frehley. Estábamos en una pequeña reunión, y Stanley apareció, no tardó en hacer alarde de su arrogancia. Siempre tenía que ser el centro de atención, a pesar de eso, era leal a los suyos, lo cual era una cualidad rara. Por sus motivos familiares tuvo que dejar los estudios así como Gene.

Se que parecía que no tenían futuro, pero eran buenos tocando. En este caso Paul tenía un don con la guitarra, además de tener una voz encantadora y una actitud por la qué muchas de las chicas que conocía se derretían, todo un galanazo.

Gene Klein o Simmons, por otro lado, era el cerebro del grupo. Siempre estaba planeando, siempre un paso adelante. Su paciencia era limitada, y cuando se ponía impaciente, su mirada podía atravesarte. Pero cuando se trataba de sus amigos, era alguien en quien podía confiar. Incluso a pesar de tener una voz ronca y grave tenía la habilidad de entonar su voz además de tocar el bajo de manera única.

Sin embargo, tanto él como Stanley no se salvaban solo por ser miembros leales, buenos músicos y pandilleros de primera. Las chicas eran su debilidad y vaya que era un problema era incontable el número de veces que tenían sexo a la semana. Y eso que eran dos años mayores que yo.

Y luego estaba George Peter John Criscuola o Peter Criss cinco años mayor que yo, que, a pesar de apenas conocerlo, era el que intentaba mantener a todos con los pies en la tierra. Su tono serio y su capacidad para leer a las personas eran invaluables. Sabía cuándo intervenir y cuándo dejar que las cosas siguieran su curso. Según lo que nos había comentado Simmons, lo conoció en un bar en Queens.

La historia de su encuentro era casi de película. Simmons estaba en ese bar, tomando una cerveza para relajarse después de un día largo, cuando se dio cuenta de que su auto, estacionado afuera, había desaparecido. Antes de que pudiera entrar en pánico, Peter apareció, llevando el auto de vuelta con una sonrisa tranquila en el rostro.

—Vi a un tipo intentando robar tu auto. Pensé que te gustaría recuperarlo —dijo Peter mientras arrojaba las llaves a Simmons.

— ¿Quién eres tu idiota? — preguntó molesto y sorprendido.

— Te lo digo si me invitas un trago... Rebelde de Gotham — Sonrió.

Nadie sabía nuestras identidades. La discreción era crucial para nuestro grupo, y siempre manteníamos un bajo perfil. Simmons, intrigado por la audacia de Peter, aceptó la oferta. Intrigado por su habilidad y serenidad, Simmons invitó a Peter a tomar algo. 

Durante la conversación, Simmons descubrió que Peter era un experto en robo de autos y en robos con distracción. Sin embargo, lo que más le impresionó fue su trasfondo musical: Peter tocaba la batería en una banda local, usando la música como una salida para su creatividad y estrés.

La combinación de su habilidad para planificar y ejecutar robos complejos y su pasión por la música hicieron que Simmons lo viera como un recurso invaluable. A partir de ese momento, Peter se unió al grupo, trayendo consigo su experiencia y su capacidad para mantener la calma en situaciones caóticas.