I may not always love you - Juantin

Capítulo 9

Juanjo:

Ya estamos en casa de Chiara. La verdad es que tiene un pisito muy mono, me gusta.

Ahora mismo, Ruslana está hablando sobre cómo le fue por Canarias, precisamente de cómo se encontró con uno de todos sus exs y que, la noche acabó bastante bien para ella.

—Oh my God Rus, no dejas pasar ni una.— le dijo Kiki, riéndose.
—Y tan de verdad. Cada vez que vuelve de algún viaje nos cuenta lo mismo.— le siguió Martin, riéndose también. Me encanta su sonrisa.
—Bueno Juanjo y tú qué, ¿algo interesante en tu vida amorosa?— me preguntó Ruslana.

Me quedé un poco sorprendido, sin saber qué decir. No quería contarle a ellas dos lo de Sofía de momento, me caen muy bien, pero todavía no hemos llegado a ese nivel de confianza. Aunque con Martin tampoco y se lo he contado, pero sospecho un poco el por qué lo he hecho.

Con ese pensamiento en la cabeza es el por qué decido mirarlo, me pongo colorado. Vaya cagada. Espero que no se hayan dado cuenta de que nada más preguntarme Rus eso he mirado a Martin, porque podrían hacer conclusiones de lo que siento.

Ruslana me mira con cara pícara, dándome a entender de que me ha pillado completamente. Me levanta las cejas, incitándome a responder.

—Emmmm, la verdad es que no. Desde que lo dejé con mi ex no he tenido nada interesante.— digo lo más convincente posible.
—Entiendo.— dice Rus, todavía con una sonrisa en la boca.

Me siento un poco incómodo con esta situación, por eso decido decir:

—Voy a la cocina un momento a por agua, ¿vale?.— digo, sin esperar a que me respondan.
—Voy contigo, yo también tengo sed.— dice Martin.

Me paro en seco durante un segundo, pero sin más dilación vuelvo a ponerme en marcha de nuevo.

Al llegar a la cocina Martin me pregunta:

—Juanjo, ¿estás bien? Si te han incomodado en algún momento no era su intención. No tienes por qué hablar de Sofía si no quieres, simplemente que, son muy curiosas y quieren saber todo sobre la vida de las personas que todavía no conocen demasiado.— me dice Martin, apresurado.

Me parece tan mono que esté preocupado por si algo me ha sentado mal que digo:

—Tranquilo Martin, no es por eso por lo que he venido aquí.— digo, poniéndole una mano en su hombro cariñosamente, para que se relaje.
—¿Entonces?— pregunta confuso.

No se ni de dónde saco la valentía para decir lo siguiente.

—No se Martin, estoy muy confuso ¿vale? Te portas súper bien conmigo y no entiendo el por qué. Y todavía entiendo menos el por qué me gusta eso. Desde que te conozco estoy súper sensible porque no sé lo que siento. Se que estoy siendo un patético diciéndote esto porque obviamente a ti no te ocurre lo mismo que a mi. Madre mía, debería irme. No sé ni por qué estoy aquí.— digo, dirigiéndome a la puerta de la cocina para salir.

Pero Martin me pone una mano en el brazo, frenándome.

—Juanjo, espera. Mírame.— me dice y, tras unos segundos. decido mirarlo.

Nada más mis ojos se encuentran con los suyos, van a parar a mi boca, y no es ni un segundo después cuando se acerca a mi y une nuestros labios en un beso ansioso.

Al principio no se cómo reaccionar, me quedo un par de segundos quieto, pero luego no dudo en corresponderle.

Nuestras lenguas se unen, pego un gemido al sentir la suya. Martin me agarra de la nuca, besándome como si no hubiera un mañana y yo le agarro de la cintura un poco desubicado por no saber de dónde cogerle.