30- Tú eres hermosa 🎧

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El mensaje de buenos días de Charly me hace sonreír como tonta a la pantalla de mí celular desde mi puesto.

Él: Buenos días, Z. ¿Cómo estás, linda?

Yo: Buenos días, señorito M.P.

Él: Estoy loco por verte, te echo de menos.

Yo: Ya estoy en el salón, apúrate.

Él: Estoy esperando a Paula (Paúl), se tarda más que una chica. Te quiero, bonita. Te veo ahí.

Como tonta, le sonrío a sus mensajes, coloco mi cabeza sobre la mesa escuchando un poco de música, algo suave por si llega Charly, así podré escucharlo si me habla.

— Hola Zoe. — Levanto mi cabeza y es Vicky.

— Hola Vicky, — le respondo algo sonriente.

— ¿Estás de buen humor hoy? — me pregunta ella algo extrañada.

— Algo así, — le respondo yo sin parar de sonreír. Ella se acerca para decirme algo.

— Iván me invitó a salir. — me dice en voz baja.

— Oh Dios, qué bien. ¿Y le has dicho?

— Pues que sí, obviamente.

— Qué bueno, amiga, me alegro mucho por ti. — AHAHAHA, ¿y tú y Charly, eh? — me pregunta ella, entrecerrando los ojos.

— Emm, mira, está Paúl detrás de ti.

— No me intentes engañar, Zoe, mentirosa. — me dice ella, creyendo que es mentira.

— Apos, no me creas — le digo y me encojo de hombros.

— ¿Cómo están, muñecas? — la voz de Paúl hace que Vicky pegue un brinco desde la silla. Yo le enseño la lengua a Vicky por no haberme creído. Yo ojeo detrás de él para ver si veo a Charly, aunque llegaron un poco rápido desde que estaba escribiendo con Charly, pero no lo veo.

— ¿Dónde está Charly? — le pregunto a Paúl.

— Lo mismo te iba a preguntar yo, no lo he visto desde ayer. — me dice Paúl.

Mi corazón se detiene, pero él me dijo que estaba con Paúl, ¿por qué me mintió? Toda mi felicidad que traía se había esfumado por completo.

Luego comenzaron a llegar los demás, también Iván y Raquel, la presidenta del salón y su novio, César y Apolo, la chica de moño alto y erizado, ¿pero Charly? ¿Dónde estaba él?

Ni siquiera sabía si teníamos una relación, no lo sé. Durante el primer turno de clases no lo vi, ¿dónde estaba? No tenía el valor de siquiera llamarle. Termina el segundo turno y durante el camino de profesores saco mi celular. Observo su contacto y le quiero llamar, pero no puedo, así que solo le escribo un mensaje.

Yo: ¿Dónde estás?

Borro el mensaje, ya que ese “¿Dónde estás?” sonaba algo exigente.

Yo: Estoy preocupada por ti, ¿te pasa algo?


Eso sonaba un poco mejor, antes de que me arrepienta lo envío.

Me quedé unos minutos y no hay respuesta de él, estoy triste, no sé qué pensar, los malos pensamientos se apoderan de mi mente.

¿Y si le pasó algo malo?
¿Y si tuvo un accidente? No, eso no, quizás perdió su celular.
Pero entonces, ¿por qué no ha llegado? Quizás ya se aburrió de mí.
¿Vio que no soy lo que en realidad quiere para él? No soy bonita, ¿para qué perder el tiempo con alguien como yo, con traumas, que asiste al psiquiatra y le teme superar sus miedos? Mi pecho se aprieta y tomo mi inhalador y trato de calmarme.

Recuerdo las palabras del Dr. Sánchez:

Quiero que te repitas a ti misma en todo momento que sí puedes y que nada es imposible. Quiero que te sientas orgullosa de ti misma y te veas al espejo y reconozcas lo hermosa y valiente que eres.

Quizás solo no pudo venir, dejaré de pensar cosas tontas, si no, no me hubiera dado los buenos días.


Guardo mi celular; Raquel y Vicky me hablan, pero en realidad no sé lo que dicen. Estoy algo frustrada, solo asiento sin siquiera saber lo que dicen.

De repente, suena mi celular en mi bolsillo. Es un mensaje, rápidamente lo tomo en mis manos y es un mensaje de Charly.

Charly: Necesito hablar contigo. Te espero en el árbol detrás de la escuela.

Me siento mejor al ver qué me escribió, al menos sé que no le pasó nada malo, pero ¿de qué necesita hablar conmigo?
Tomo un poco de aire y me levanto de mi silla.

— ¿A dónde vas, Zoe? — pregunta Raquel.

— Ahora vuelvo, chicas, — le respondo y salgo del salón.

El pasillo se me hace un poco largo. Mientras voy caminando deprisa, se muere Sofía en medio de la clase de ballet.

— ¿Dónde vas con tanta prisa? — me dice ella en tono de burla, cruzándose de brazos. No estaba como para lidiar con ella en estos momentos.

Bajo mi cabeza y trato de esquivarla, pero ella se pone en medio de nuevo.

— Estás utilizando tu lástima para enamorar a Charly — me dice ella mirándome fijamente.

  — No hago tal cosa, estoy apurada — trato de irme de nuevo, pero esta vez ella me toma del brazo.

— Mira, maldita estúpida, no intentes subestimar me — ella me aprieta muy fuerte el brazo. Esta vez levanto mi rostro y la miro directamente a los ojos.

— No utilizo lástima para gustarle a Charly, y tampoco estoy intentando subestimar te, no como tú, que utilizas las debilidades de los demás a tu favor y a su madre para que no la saquen de la preparatoria por hacerle bullying a sus compañeros. Ser una buena persona es mucho mejor que una mala, ayudar a los demás en sus malos momentos, no utilizarlos y hacerles pasar uno peor. Intenta ser mejor persona, Sofía, y no una mala; todos podemos ser mejores. — Ella no dice ni una sola  palabra y con suavidad quito mi brazo de su mano, tomo un suspiro y continuo caminando hasta llegar al árbol; no veo a Charly.

De pronto comienza a caer nieve; es inevitable no sonreír, pero solo cae nieve debajo del árbol.

— ¿Te gusta? No es real, es artificial, pero solo te la quería mostrar — dice Charly saliendo detrás del árbol.

— Es hermosa — le digo sin parar de mirar la nieve. — La verdad es realmente hermosa.

— Tú eres hermosa — me dice él, y ambos nos sentamos debajo del árbol.






El Silencio De ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora