Te vi en la mirada lo decidida que estabas.
Sentí miedo, pero también sentí respeto.
Pues muy poca gente escoge ese camino por el que ya caminabas.
Vi desde el comienzo como te pusiste el chaleco, y empezaste a torear.
Es que ya te daba igual,
no te importaba ni como ni cuando te ibas a romper.
Porque sabías que las estrellas brillan.
Pero para luego apagarse.
Te vi en la mirada que ya no importaba que ya no te encontarán,
ya nunca más.
Porque tus ideas estaban más que claras.
Me dio miedo ver la osadía con la que concluíste.
Solo giraste la cara cuando te diste cuenta que al final del camino solo había una pared.
No te da miedo quemarte.
Aun que sepas que será doloroso.
Y a pesar que sabes que todo en la vida se acaba,
tal vez más rápido o más lento
según la suerte que tengas,
en tu mirada sí vi un destello de tristeza.
Pero tu sed de ganar se las comió.
Nunca aceptarás algo que no sea tu propia ley,
¿verdad?
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Cuando hay silencio
RandomEsto es como la vida... Incomprensible, un caos, pero alguien podría sentirse identificado. Ojalá cada palabra de este pequeño diario te llegue hasta el alma.
