Tengo promesas que cumplir

68 9 3
                                    

Nota de la autora: Quiero darle un agradecimiento especial a mi beta y amiga stgulik, quien toma mi trabajo y aprieta todos los tornillos, pule todo el cromo, tira la basura del asiento trasero y recorta mis metáforas antes de que ellas... Y especialmente por el Capítulo 32, Jules, gracias por darme el mejor beso que he tenido.

Nota de la traductora: les dije que no los haría esperar demasiado 😉

Y me moví mientras lo veía mirando por mi ventana, sus ojos eran mentiras silenciosas.


Y me moví, y lo vi de pie en la puerta. Su figura casi llenó el espacio,


Y me moví y sus manos se sintieron como hielo emocionantes mientras me acostó como un vestido vacío


Y me moví, pero un minuto después él estaba llorando, sus lágrimas eran la única verdad.


Y me moví, pero me moví hacia él
.

xxxxx


Hermione yació flotando sobre una corriente ingrávida de dolor adormecido. Se sentía hueca por dentro, como si hubiera un abismo profundo y vacío donde su corazón había latido una vez. Era el espacio donde Severus había vivido, toda la protección feroz y el amor obstinado y el deber estelar. Desde el día en que le dio su juramento de sangre, su presencia había sido un peso protector, reconfortante en su complejidad y belleza. Pero ahora se había ido.



El dolor la trajo de vuelta a la conciencia, como una extremidad, que se desentume después de una larga ausencia de sangre. No había nada entumecido en ella ahora. Su Severus estaba muerto. El Señor Oscuro lo había matado por protegerla.



Todavía podía sentir los espasmos dolorosos y los temblores en lo profundo de sus tejidos mientras su cuerpo trataba de recuperarse del Cruciatus, pero era ruido de fondo comparado con el horrible dolor de perder a Severus. Él era lo único que había mantenido su corazón latiendo, y ella estaba segura de que tan pronto como se dio cuenta de que Severus se había ido, se ralentizaría, como un reloj al que ya no importaba darle cuerda. Ella esperaba que eso ocurriera pronto. El dolor era demasiado grande para soportarlo. Hermione cerró los ojos y deseó el entumecimiento de nuevo. No era posible lastimar tanto y sobrevivir.

 

Algún tiempo después, abrió los ojos y miró a su alrededor. Estaba en un dormitorio pequeño; podía escuchar el estruendo del oleaje más allá de las paredes. Un alma amable le había quitado su túnica arruinada y la había cambiado a un camisón limpio. Su mente estaba nublada y le dolía todo el cuerpo. Su corazón se latía arrítmicamente en su pecho.



"¿Estás bien, Hermione? ¿Puedo traerte algo?"



Harry se sentó en el borde de su cama, mirándola con ojos atribulados. Ella luchó por sentarse, pero todos los músculos protestaron.



"¿Dónde está... dónde está Severus?" ella graznó. "¿Qué has hecho con él?"



Harry tragó. "Él... está en la habitación de al lado. Luna lo está cuidando por ti", se las arregló para decir, pero su voz se rompió y las lágrimas se derramaron. Él cogió su mano. "No pudimos volver a tiempo a la Mansión Malfoy". La miró con ojos suplicantes y llenos de tristeza. "Envié a Dobby de vuelta, pero era demasiado tarde. Lo siento mucho, Hermione. Lo intentamos. Por favor, créeme, lo intentamos".



Hermione tomó la mano que le ofrecía. Al tocarla, la atrajo hacía si y la abrazó. Ella le permitió hacerlo. "Te creo, Harry. Te conozco", respondió. "¿Dónde están mis padres?" Su voz sonaba tan poco natural para sus propios oídos que ni siquiera estaba segura de que realmente estuviera hablando.



OcúltameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora