Muchas personas, tres bodas, dos destinos y mucho, pero mucho alcohol son la combinación perfecta para el desastre total.
Los comprometidos buscarán mantener la balanza entre un control sobre las azañas y dramas que sus amigos pueden crear de un seg...
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Luego de que Elva llegara y se cambiará, todos comenzaron a comer, en silencio, los que conversaban lo hacían en bajo sin perturbar la tranquilidad que alarmaba a los recién llegados que estaban muy confundidos pues esperaban una bienvenida más alegre o animada.
En cambio se sentía pesado pasar la bebida y la garganta se les cerraba a cada bocado. Y nadie se atrevia a explicarles el porque pasaba aquello.
Había algo en el ambiente que los mantenía a raya, no era una presión, sino algo que simplemente no les correspondía abordar.
Algunos terminaron sus platillos, otros simplemente perdieron el apetito pero ninguno se atrevió a levantarse, no sin que el dueño de la casa lo hiciera antes.
— ¿Porque no comes? — la voz grave se escucho por todo el comedor.
— No tengo hambre — respondió al instante sin ningún tacto en su tono.
Gabriel lo vio fijo, directamente a los ojos, esos ojos hinchados, no quería que llorara, solo quería protegerlo.
Pero para Esteban fue diferente, los ojos que veía eran igual a la de las fotos, fríos, ocultando todo sentimiento sin darle oportunidad de ver tan siquiera había una pizca de empatia, pero no había nada, como lo era desde el principio.
Luego de unos segundos tan eternos, Gabriel volvió a hablar.
— ¿Entonces porque sigues aquí? — trago saliba — ¿Porque te aferras a algo que ya no quieres?
Y Esteban lo vio, esa chispa, no de empatia, si no de tristeza.
Le dolió, porque el no quería que las cosas tomarán este rumbo, no quería para nada esto, pero no podía aceptar lo que le había propuesto, no quería, porque ya había caído tanto en sus encantos que había dejado atrás todo solo para estar con el.
Había caído tanto por el que nisiquiera sabía porque se estaba aferrando tanto a un desconocido.
Quería decir algo pero su garganta se nego y sus palabras se atacaron. A lo que Gabriel sin más remedio se levantó de la silla y se marcho, dejándolos a todos impactados.
— Solo quiero que me entiendas... — pensaron para si mismos.
Luego Esteban sin mirar atrás se fue, dejando a todos más sorprendidos.
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