Muchas personas, tres bodas, dos destinos y mucho, pero mucho alcohol son la combinación perfecta para el desastre total.
Los comprometidos buscarán mantener la balanza entre un control sobre las azañas y dramas que sus amigos pueden crear de un seg...
— Me nace del corazón, decirle que usted es mi vida, que no se vivir sin usted disculpe que se lo diga — cantaba Patricio a todo pulmón — Pero es que no aguanto más, este amor me calcina, me nace del corazón y el corazón me domina.
Oscar miraba a los ojos del regio que mientras cantaba movía sus manos hacia el. No entendía ni una sola palabra ya que el aun no aprendia el idioma de su novio, sin embargo a pesar de ello, con verle la cara sabia que eran cosas lindas.
Quiero sentir sus besos, sus manos que me acaricien, Quiero comprobar que vivo, no quiero morir de amor, Hasta que escuche su boca, decir que me quiere mucho Y que ese amor que usted siente, le nace del corazón
Pato en cambio, la felicidad de ver a Oscar al pie del balcón disfrutando de lo que cantaba no le cabía en el rostro, su corazón bombeada sangre muy rápido, estaba emocionado de que Oscar no siguiera enojado con el por su imprudencia con el toro.
El solo iba a traer una bocina y ponerse a cantar pero Gabriel insistió en traer un mariachi, para que lo acompañara.
Me nace del corazón, decirle que usted es mi vida, Que no se vivir sin usted, que no se vivir sin usted, disculpe que se lo diga Pero es que no aguanto más, este amor me calcina Me nace del corazón y el corazón me domina.
Oscar meneo la cabeza al ritmo del cantar de los instrumentos con una bonita sonrisa, quería bajar pero si lo hacía arruinaría el detalle de Pato.
De usted me he enamorado, quiero decirle mil cosas, Que no hace poquito sintiendo estoy por usted, Quiero beber de sus labios el agua de amor divina, Tomarla de beso en beso, me estoy muriendo de sed
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— Me nace del corazóoooooon — lamentablemente su nota alta fue opacada por tres disparos la aire — ¡AY CABRON! ¡¿Que pasó?!
Pato, los músicos miraron en dirección al ruido y todos los que estaban en el cuarto de Elba salieron rápidamente amontonandose junto a Oscar para ver que sucedía.
— ¡Esteban! — grito Gabriel mientras bajaba el arma y caminaba hacia el balcón a paso tambaleante por el exceso de alcohol — ¡Tenemos que hablar!
Los chicos miraron a Esteban asustados, en busca de alguna señal para que pudieran ayudarlo, pero en cambio el frances se mantuvo frío ante el pedido.
— Por favor... — pidió Gabriel entristecido.
Estaban bufo cansado.
— Quedate ahí — se giro hacia los chicos —No se vayan a meter, yo me encargo — atravesó al grupo para acabar lo más pronto el drama.
— Esteban espera — pidió Checo tras él — No es seguro que vayas, no está totalmente cuerdo y te estás poniendo en peligro ¡Trae un arma por Dios!
