Iba a salir al exterior. ¡Iba conocer Ineas! No era de la mejor manera posible, pero aun así era una emoción tan grande que no podía esperar más, aunque por desgracia no me quedara otra.
Por suerte, pude expresar mis emociones a Eilu.
—¡Voy a ir a clases! ¡Podré conocer otros Drasinos como yo! ¡Conoceré Ineas! ¡Qué bien!
Aunque mi forma de hablar y emocionarme hizo que me mirara durante unos segundos, sin saber que decir ni como reaccionar. ¿Le era extraño que actuara así?
—Eso es genial Kemi, pero te quiero avisar algo al respecto. Cuando conozcas a otros Drasinos, no serán como tú —me aclaró, sentándose en el suelo con calma—. Cuando llegue ese momento, mantenete tranquilo y no confíes tanto en ellos.
—¿P-Por qué no?
Eilu soltó un largo suspiro.
—Las cosas afuera no son tan bonitas como puedas creer. Sé que tu casa no es tan agradable por como actúa tu padre y sé que deseas salir, pero ahí las cosas no son tan... tranquilas —explicó, bajando la mirada—. No todos los profesores que encuentres serán buenos instruyendo, lo más probable es que se mantenga esa brutalidad en sus acciones, incluso peor que antes.
—¿C-Cómo mi padre?
—Puede ser posible desde lo ocurrido —respondió, mirándome con seriedad—. Es cierto que habrán algunos que serán amables, pero todos tienen un objetivo claro. Te enseñarán a ser un Drasino de verdad, Kemi. Uno del que, ya te voy avisando, los sentimientos no existen.
Tragué saliva con dificultad sin saber que decir. Agarré mis manos, bajando la cabeza para afirmar. Eilu soltó otro suspiro, lamentándose en silencio.
—Quiero aclararte que los Pilares de Ineas son difíciles de ubicar una vez ahí. Si desear ir a la escuela, se encuentra en el pilar Uer, donde verás las figuras de diversos Drasinos. En caso de perderte, guíate por donde van las enredaderas.
—¿Por qué?
Eilu sonrió con pena.
—Te darás cuenta que no están ahí por casualidad —respondió, para luego mirar a la derecha—. Debo irme, Kemi. Mucha suerte en tus clases. Y recuerda. Atento y sin ser demasiado emocional. ¿Entendido?
Afirmé, aun con la duda encima. Era una pena que no pudiera estar más rato con él, pero mi padre había llegado mucho más pronto que en otras ocasiones. Aterrizando de golpe contra el suelo, me miró de reojo, soltó un suspiro y me agarró del brazo sin apenas cuidado para salir.
—Sujetate si no quieres morir. Vamos a volar.
Palabras justas para obedecer y de inmediato encontrarnos en los aires. Creía que mis intestinos se movían solos por arte de magia, siendo incapaz de mirar a ningun lado y que deseara vomitar.
Por suerte, pude abrir los ojos, y no sé si era peor.
Destrucción era presente en los bosques y montañas que una vez pudieron vivir en paz. Veía como los lagos y ríos más pequeños carecían de agua junto a los animales muertos descompuestos en el camino. Dejaban un hedor que no quise repetir más veces, derramando lágrimas sin querer, pero no podía llorar con mi padre al lado.
Mantuve el silencio mientras avanzabamos, viendo los pilares de Ineas. Cinco se mantenían en pie, con las enredaderas, musgo y ramas siendo parte de los enormes bloques de mármol, algunos los cuales también se encontraban en el suelo. Algunos de los puentes que conectaban los pilares se mantenían, pero no era muy recomendable andar por estos cuando varios Drasinos volaban por la ciudad. Una que brilló con orgullo, pero que ahora solo era luto.
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II.I - La Galaxia Olvidada: Frialdad [G.O]
FantasyNacido en el peor momento, oculto bajo los miles de ojos blancos, curiosos de mi aparición. Un nombre destacado, un título futuro bajo un padre inexistente. Privilegiado inmerecido. Dragón sin fuerza. Sensible detestado. Nombres resuenan, aun si so...