Capítulo 9: Ichi y Seiño.

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Aun sin saber bien cómo, logré salir del río Ien, la suerte me acompañaba de la manera más inusual posible cuando uno de los troncos que había derrumbados, hacía de bloqueo al río, lo que me permitía agarrar y salir.

Estaba demasiado cansado y con un gran frío encima. Me senté al lado del tronco para tomar algo de aire, observando la selva de gran profundidad de Ien. Si deseaba llegar a la ciudad, tendría que pasar por todo este extenso rio cuyos peligros podían intervenir en cualquier momento.

Giré mi cabeza hacia la derecha, escuchando el río moverse con fuerza y constancia a la vez que diversos sonidos de diferentes seres que desconocía. El día aún era presente, o al menos parecía por los pocos rayos de sol que intentaban atravesar las nubes grisáceas.

Si quería sobrevivir necesitaba moverme hacia el único sitio que me parecía seguro que eran cuevas que había en las montañas del oeste, pero para ello era necesario atravesar la selva. Tragué saliva a la vez que pequeñas lágrimas caían.

«Estoy solo junto a mis capacidades. Solo. Solo...»

Intenté descansar aun con mi cabeza dándole vueltas a lo mismo. Pronto mis tripas empezaron a quejarse. Sabía que cazar iba a ser complicado. Mi única opción eran los peces que habían en el río.

—Si voy con cuidado a lo mejor puedo cazar alguno en el aire —susurré.

Traté de acercarme al río con cuidado porque no era agradable verlo tras lo sufrido. Confiaba en que a lo mejor algún pez saltara y con ello agarrarlo, pero era obvio que no lo iban hacer a no ser que hubiera algún obstáculo de por medio o algún alimento que les interesara.

«Veamos... ¿Cómo lo hago?»

Poner obstáculos en medio del río no pintaba tan complicado, aun seguía el tronco de gran tamaño en la mitad del río, que tenía una anchura y altura de unos diez metros. Si bloqueaba la otra mitad, a lo mejor podía conseguir algún alimento.

«Pero es mucho tiempo...», pensé, rascando mi cabeza.

Capaz si me quedaba pegado al tronco, agarrado con una de mis manos a las ramas, podría intentar cazar algún pez con mi mano libre. Era la opción más viable y rápida, aunque también arriesgada porque estas no parecían ser muy resistentes.

—Por Insensibilidad... —susurré una vez más—. Que tenga lo que tenga que ser...

Con cuidado, me agarré a las ramas tronco mientras me adentraba al río. Mis pies tuvieron un escalofrío horrible mientras me iba adentrando, aunque para mi sorpresa, cuando miré hacia el agua, vi un montón de peces que... ¿Me estaban observando?

—¿Por qué no huyen? —me pregunté en un susurro. Pronto me dejé hacer esas preguntas cuando el hambre volvió a llamar.

Agarrándome bien, levanté poco a poco mis brazos para prepararme. Ya listo, me moví con rapidez, atrapando con mis manos a uno de esos peces. ¡Eran escurridizos! No podía mantenerlo en mis manos mucho tiempo y la forma en cómo se movían me tomaba por total sorpresa, gritando un poco asustado para al final caerme de espaldas y soltar el pez.

—¡No! ¡Ay casi lo...!

Al levantar mi cabeza, vi como el pobre pez, al saltar, se hizo daño quedándose atascado en la rama. Me quedé inmóvil, dándome cuenta de algo importante.

«Esa rama no estaba antes, es mucho más grande que las demás... »

Tragué saliva, dudé de qué hacer hasta que el hambre me llamó por última vez. No me quedó otra que agarrar aquel pez y comérmelo.

«Qué desagradable sabor, tendría que haberlo cocinado. —Miré a mi alrededor—. Aunque el fuego captaría la atención...»

Al saciar parte de mi hambre, me alejé del río para buscar algún lugar donde refugiarme. Avancé con cierta velocidad, pasando por encima de los obstáculos que había en mi camino como rocas musgosas, troncos de árboles caídos y diversidad de vegetación que no me paré a contemplar hasta que un grandioso ronquido hizo que frenara.

II.I - La Galaxia Olvidada: Frialdad [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora