Era obvio que lo ocurrido iba a ser informado de inmediato. Enilo y Meirl se quedaron atónitos, sin quitarle ojo a las explicaciones que daba Keisi como si hubiera hecho algo increíble.
—¿Cerca de los Lagos del Cuidado? ¿Qué buscan ahí? —preguntó Meirl, cruzando sus brazos.
—Capaz creen que aún siguen naciendo Drasinos —supuso Keisi.
Enilo soltó un suspiro largo para luego mirar a Meirl. No sabía bien lo que pensaban, pero por sus miradas sabía que temían por la reacción de mi padre.
—Tiene que ser eso —continuó Keisi—. Quieren buscar la forma de hacernos más daño, destruir ahora los alrededores.
Fruncí un poco el ceño.
—Eso no tiene sentido —contesté. Todos me miraron con atención—. ¿No sería más coherente destrozar lo más fácil y desprotegido antes que los Pilares de Ineas?
—Eso es cierto —murmuró Meirl—. Aparte, creo que si estaban ahí antes, sabrían que ese lugar carece de valor.
—¿Entonces qué hacen ahí? —preguntó Keisi.
—Capaz es su refugio más óptimo, uno que le permite atravesar desde donde vienen ellas hasta aquí —supuse.
Meirl abrió los ojos en demasía.
—Dijisteis en los bosques, ¿no?
Ambos afirmamos. Meirl abrió la boca.
—Los Bosques de la Frialdad —recordó, tragando saliva—. Es el único lugar que tiene conexión a su hogar, el único sitio que no es tan complicado de acceder por las montañas. Es-Ese es su escondite.
Meirl agarró el brazo de Enilo por un momento. Se iban al interior del pilar, capaz para tomar el mapa y analizar bien la posición en la que estaban ellas. Tanto Keisi como yo nos quedamos en el sitio, mirándonos de reojo.
—Eres un maldito afortunado —susurró Keisi—. Me tienes que robar el mérito incluso.
—¿Perdón? —pregunté, frunciendo el ceño—. Si nos ponemos así, yo encontré el lugar antes.
Keisi rodó sus ojos y bufó.
—Afortunado.
Se marchó sin decir nada, aunque tampoco me apetecía que me dirigiera ni una sola palabra más. Había mucho por lo que analizar ahora, más con el susurro de la voz que no paraba de repetirse.
Necesitaba ir allí. Necesitaba saber que era.
No pasó demasiado tiempo. Meirl y Enilo salieron del interior del pilar, confirmaron lo que dijeron en alto. Ese bosque era un posible punto de reunión de las Elinas para atacarnos con discreción.
—Esta información es oro. Habéis hecho un trabajo genial —habló Meirl, aunque miró de un lado a otro y frunció el ceño—. ¿Y Keisi? —Alcé mis hombros, lo que hizo que suspirara. Meirl miró de reojo—. Comprendo —susurró en un suspiro para luego mirar de reojo a Enilo—. Habrá que tomar los cambios de inmediato. A partir de mañana esa zona será de máxima prioridad. Cualquier indicio de actividad Elina, hay que avisar de inmediato y atacar si es necesario.
«Eso es genial, pero no creo que sea con tantos Drasinos presentes en la zona», pensé, viendo las miradas que tenían. No parecían estar muy de acuerdo y daba la sensación de que no tenían muchas opciones encima.
—Puedes descansar, Kemi. Mañana tienes un largo día —aconsejó Meirl.
Afirmé y me despedí con educación para tomar el vuelo, sin darle descanso a mi cabeza.
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II.I - La Galaxia Olvidada: Frialdad [G.O]
FantasyNacido en el peor momento, oculto bajo los miles de ojos blancos, curiosos de mi aparición. Un nombre destacado, un título futuro bajo un padre inexistente. Privilegiado inmerecido. Dragón sin fuerza. Sensible detestado. Nombres resuenan, aun si so...