Arizona, una fiel seguidora del romanticismo cultural, no ve fácil encontrar algo parecido el amor en este mundo y se encuentra en negación a ser deleitada por las muestras de afecto de chicos de su generación gracias a todas las expectativas que t...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
–Por que no invitas a tus amigas hoy?
Giro la cabeza, encontrando a mi madre concentrada en el camino rural. Y antes de responder, lanzo una risa.
–Cuales?
–A las del monasterio.
Yo me rió un poco incrédula. Mi mamá es una persona muy sociable y llena de amigos, igual que mi hermano y mis hermanas. Yo por otro lado soy sociable con ciertas personas solamente. Maleducada no soy, solo me gusta tener mi propio pequeño circulo
–Voy a ir al cine con Marcos. –Sonrió con emoción al recordar el trato que hicimos con mi hermano, todos los viernes es día de cine. –Pero no le vayas a decir a las demás.
De reojo veo a mi madre hacer una mueca que me cuesta reconocer. –Que? Por que haces esa cara?
–Lo que pasa esque Marcos me pidió permiso para ir a cenar con esos amigos nuevos que tiene...
Una sentimiento de angustia se asentó dentro de mi, y la decepción se veía palpable en mi reflejo.
–Pero los viernes son cine de hermanos.
–No puedes culparlo por hacer sus planes. –Mi madre apoyo una mano en mi pierna durante el camino, mostrándome apoyo moral. –Podes hacer algo con tus hermanas igual.
–No, esta bien.
El resto del trayecto a casa lo pasamos en silencio, me envuelvo en una burbuja de tristeza por pasar el único día que me emocionaba en la semana, sola. Al llegar a casa voy casi trotando a la habitación de Marcos.
–No vamos a ir al cine?
Marcos, que estaba tendiendo su cama se sobresalto ante mi inesperada llegada.
– Carlos me invito con sus amigos del club y me pareció un buen plan para empezar a integrarme. –Marcos se paso la mano por la cara. –Perdón.
Me aproxime a su cama para sentarme en la esquina de esta. Por mucho que deseara pasar tiempo con mi hermano, no podía enojarme porque el quiera salir a vivir la vida un poco.
–No hay problema, tengo que mirar la lista de schindler hace un tiempo, capaz ya es hora de dejar de posponerlo.
–O podes decirle a Ginebra o Dakota que te lleven con sus amigas.
Rodee los ojos ante la petición de Marcos. No me caían muy bien las amigas de mis hermanas.
–Es muy poco probable que me apetezca hacerlo.
Marcos, que ya estaba parado con un semblante curioso se dirigió hasta la computadora del escritorio. En menos de un minuto, dejo de sonar Feid y empezo a reproducirse la muy conocida intro de "Forever Young".
No pude evitarlo y largues una carcajada que me hizo tener que dejarme caer sobre su cama. Marcos pronto empezó a tentarse igual que yo y se tiro a un costado de mi, pasando su brazo por mi cara.
Gire mi cabeza cuando mi pulso empezó a ser mas regular y el abrió un ojo para observar mi cara.
–Yo se que pensas que sos joven y tenes mucho que vivir todavía. Pero los diecisiete no te los va a devolver nada ni nadie, no importa cuantas veces salgas al boliche con 25 años. No hay nada que se compare que hacer cosas que te llenan de adrenalina por primera vez cuando todavía sos una cría.
Marcos me agarra la cabeza con su mano izquierda y pasa su brazo derecho por debajo de mi cuello, juntándonos en un abrazo.
–No digo que sea necesario que salgas a emborracharte todos los fines de semana, pero tomar desafíos y hacer cosas que te llenan de emoción es algo que no se compara por nada de el planeta. Y mas siendo una chica de diecisiete que todavía no sabe ni la mitad de lo tan grande que es el mundo.
Yo preferí no decir nada, normalmente me burlaría sarcásticamente sobre su charla, pero todo lo que me aconseja mi hermano me parece tan sublimemente importante, y creo que esta charla no fue solo para mi, sino que el también necesitaba recordarse a si mismo lo joven que era para vivir encerrado en una burbuja de introvertismo.
–Tal vez el fin de semana que viene pueda hacer algo...
Marcos se sentó en la cama y se sacudió las manos con una sonrisa orgullosa.
–Espero que así sea. Me ayudas a ordenar mi ropero?
Yo revolee los ojos antes de sentarme en la cama justo cuando el se levanto para abrir la puerta corrediza del ropero.
–Marcos, que hiciste?
Suspire cuando ví todo el desorden de ropa que sobresalía del ropero, parecía la guerra de Vietnam ahí dentro.