–Esto es como ser de la gran sociedad, ósea no todos llegan hasta acá. –Ginebra me zamarreaba de los hombros mientras subíamos los inclinados escalones de las escaleras angostas del boliche.Como era de esperarse, el ambiente era muy ajeno a mi, pero no me molesta aun. Digamos que la música estaba bien, Dakota se la pasa escuchando estas cosas en casa asi que puedo decir que estoy bastante familiarizada.
No era todo tan oscuro, las luces neón que aparecían y desaparecían en un parpadear de ojos mareaban un poco pero podía estar pasándola peor.
Subimos a un piso de arriba por las escaleras que anteriormente mencione. Lo que me decía Ginebra cobró sentido cuando ví a todos los hombres vestidos de traje que nos doblaban la altura y tenían una cara como si la estuvieran pasando fatal.
Los amigos de mi hermano se encaminaron hasta una de las mesas que había ahí, rodeada por un sillón de cuerina que por mucho que me dijera que aquí viene gente adinerada, parecía estar menos higienizado que un baño publico.
Todos empezaron a sentarse, asi que seguí las indicaciones de mi hermana y me senté entre ella y Santino, o Santiago.
Mientras todos organizaban que pedir, intente percatar el olor que sentía allí arriba.
El tabaco si lo conocía, era amargo y me hacia toser enseguida; algo asqueroso. Pero esto era peor, era un olor tan feo que me hacia arrugar la nariz. Algo agrio que me penetraba los sentidos.
Por curiosidad, acerque mi cara a la cuerina del sillón detrás de mi y la olfatee. Pero no encontré nada mas que olor a cuero como el de los manteles de mi casa.
Me enderece en mi lugar, mirando a mi alrededor. En una mesa circular, todos nos cruzábamos con todos.
–Quieres probar? –Santi, me ofreció una lata que el mismo estaba tomando.
Me lo pensé un poco; normalmente diría que no, pero quería ver a qué sabía. A pesar de ser una antisocial, desde la charla con mi hermano me animaba más a probar cosas nuevas.
Como la ves que Olivia me obligo a pedirle el Instagram o el numero de teléfono, en ese orden, al cuidador de perros en el parque para ella. Recuerdo casi descomponerme de la vergüenza, pero igualmente lo hice.
Así que asentí ante la propuesta de Santi, que en vez de darme la cerveza en la mano como yo esperaba, la inclino cerca de mi cara. Yo sonreí mirándolo y acerque mi boca a la abertura de metal.
Incline un poco mi cabeza hacia atrás y así mismo lo hizo el con la cerveza. Un gusto amargo lleno mis papilas gustativas.
Mi cara se arrugó con asco y enderece mi cuello para que el haga lo mismo con la cerveza.
–Te gusto? –Pregunto cuando el frío metal de la cerveza se alejo de mi.
–Podría ser peor.
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Im Gonna Get You Back •Hector Fort
FanfictionArizona, una fiel seguidora del romanticismo cultural, no ve fácil encontrar algo parecido el amor en este mundo y se encuentra en negación a ser deleitada por las muestras de afecto de chicos de su generación gracias a todas las expectativas que t...