Arizona, una fiel seguidora del romanticismo cultural, no ve fácil encontrar algo parecido el amor en este mundo y se encuentra en negación a ser deleitada por las muestras de afecto de chicos de su generación gracias a todas las expectativas que t...
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Tarareaba el ritmo de Fleetwood Mac sobre la reposera de mi casa. Nada mejor que estar así. Sin preocupaciones, sin hermanas que escuchar.
Carolina estaba con su novio, Dakota y Ginebra salieron con sus amigas del instituto y Marcos se había ido con sus amigos a alguna parte. En el parlante resonaba una de mis bandas preferidas, me pintaba las uñas de color amarillo y no tenia que preocuparme por estar sudando porque tenia una pileta al lado.
Todo era perfecto.
Y recalco, era.
El ruido de unos pasos sobre el césped me hicieron darme vuelta atenta. Marcos venía sudado con su ropa deportiva y se puso a un lado mío.
–Que haces acá? –Pregunte, tratando de ser lo menos grosera posible.
–Lo que pasa esque nos íbamos a juntar en lo de Victor pero perdió las llaves y los papas se fueron a nose donde.
–Ah.
El se acerco mas y sacudio la cara, haciendo que las gotas de sudor que tenia en el pelo cayeran directo hacia mi.
–No te molesta si venimos acá?
Me di vuelta bruscamente, sentandome mejor sobre la reposera.
–Sos joda Marcos? Vayan a jugar a la play.
Odio que me arruinen los planes, yo estaba perfecta con la soledad y el sol.
–Pero hace mucho calor, ademas nosotros somos cinco, vos una.
–Quienes vinieron?
–Los mismos que estaban en el cumple de Carlotta.
Rodee los ojos y me levante de la reposera. Enrrollando el pañuelo que tenia en la cabeza sobre mi cintura, porque sabia que entrando a mi casa los iba a ver.
–Que haces con esos chicos? Si los conoces hace dos meses.
–Y?
–Nada, pregunto nomas.
Marcos me siguió en mi camino hasta llegar a la galería de la casa. –Quédate con nosotros si queres.
–No, gracias.
Pase al garaje que se conectaba al living de mi casa. Lo evidente paso, ahí estaban los cuatro parados esperando a las indicaciones de mi hermano.
