¿Tal vez en otro universo?

Parte 5

Charlotte.

Newt se levantó de la cama caminando hacia la puerta. Todo estaba medio oscuro y yo no podía moverme. De hecho, no me sentí como si estuviera en esa misma habitación. Era un sentimiento raro que me asustaba.

Newt se colocó la ropa, dejando un sobre pequeño, blanco y bien doblado en el bolsillo derecho de la chaqueta amarilla que me había regalado, y salió de la habitación.

Pestañeé y había cambiado de escenario. ¿Cómo? No tenía ni idea. Era como ser un narrador testigo: solo observaba lo que pasaba frente a mí sin poder dialogar o moverme.

Frente a mí, se encontraba Newt caminando por las calles de la ciudad.

Otro e inesperado cambio de escenario sucedió. Me di cuenta de que el rubio hablaba con alguien. Una mujer. No podía ver exactamente quién era, pero algo dentro de mí se me hacia familiar.

Y luego otro. Newt golpeó a alguien y dos personas totalmente desconocidas lo sujetaron de ambos brazos y se lo llevaron quien sabe donde. 

Un último cambio de escenario. Parpadeé y vi como empujaron al rubio a una habitación. Él cayó al piso con una mirada demasiado molesta y tenía la nariz sangrando. ¿Dónde mierda estaba? 

Tenía muchas preguntas, pero ninguna respuesta. Un pitido llegó a mi cabeza como si me estuvieran atravesando un maldito taladro y perforándome los sesos. Grité con todas mis fuerzas pero no me oía ni mis propios gritos.

Abrí los ojos, completamente despierta. Estaba aterrada, con el corazón latiendo a mil por hora, y no dejaba de tiritar bajo un sudor frío que me empapaba la piel. Me toqué las mejillas; estaban húmedas por el llanto. Mire a mi lado y luego mi alrededor; Newt no estaba.
 
«Tal vez solo salió al balcón o a buscar comida.»

Pensé para calmarme a mí misma.

Me coloqué ropa y salí de la habitación en busca del rubio; menos mal, ya había amanecido. Me autoconvencí que solo era un sueño o una pesadilla, quién sabe. Recorrí el edificio y fui a la cocina. No estaba. Pasé por fuera de las habitaciones de los demás, donde había adolescentes aún durmiendo. Algunos apegados a la pared, uno al lado del otro, mientras uno colocaba su cabeza en la espalda, pecho u hombro del otro, y seguían descansando; otros estaban en el piso tapados con mantas o sus propios abrigos; y así como otros estaban en las hamacas o algún que otro colchón sobrante.

Para mi mala suerte: Newt no estaba.
 
—Maldita sea, Rubio. ¿Dónde estás?—murmuré a lo bajo. Un pensamiento fugaz apareció. El sueño reciente.

«No puede ser verdad, ¿o sí?»
 
Corrí por todo el lugar hasta llegar a mi habitación, me arrodillé en el colchón y tomé la chaqueta de cuero amarilla. Rebusque en los bolsillos hasta que mis dedos tocaron algo; lo saqué y observé. Era una carta. 

Lo desdoblé e inmediatamente leí su contenido.

"Nos vemos pronto."

-Newt.

 
¿A qué mierda se refería? ¿Y donde estaba actualmente?

🏹🏹🏹

—Así que… ¿Pasaste toda la noche al lado de Newt, luego soñaste con él y ahora dices que desapareció? Esto no tiene sentido —habló malhumorado Gally. «Dios que alguien calle sus opiniones.»
 
Todos nos encontrábamos en la sala de mapas una vez más. Fui a despertar a Thomas con suma urgencia y le conté el raro sueño que tuve, luego despertó a Brenda a su lado, ella despertó a Jorge y Vince y por último fueron a despertar a Gally. Thomas creó una asamblea de urgencia mientras los demás dormían. Él pelinegro y yo esperamos 5 minutos en aquella área a los chicos mientras se despabilaran y despertaran por completo.
 
Rodé los ojos.
 
—No me digas —le respondí con sarcasmo.
 
—Ya vas a empezar con tus mierd-
 
—¿Y anoche no te dijo sobre que iba a salir o algo por el estilo?—interrumpió Brenda, ignorando el comentario que me lanzó Gally.
 
Yo negué. Y era la verdad; luego de nuestra noche salvaje solo nos dormimos.
 
—Tal vez el chico solo salió a dar una vuelta y se alarman porque esta niña dice ver soñado eso. Deberíamos preocuparnos por rescatar a Minho y largarnos todos de aquí de una puta vez.—repuso Vince. Tenía la mano enyesada debido a lo que pasó anoche cuando Newt lo golpeó. Su nariz estaba bien, al menos.
 
Todos asintieron, pero aun había preocupación en sus rostros. Thomas me tocó el hombro con suavidad, dándole un pequeño apretón.
 
—Lo encontraremos. Te ayudaré.—yo solo asentí.