𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮: 𝗗𝗲𝘀𝗽𝘂é𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗹𝗮𝘀𝗶𝗰𝗼

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Narra Lamine:

La atmósfera en el vestuario estaba cargada de tensión y decepción. Habíamos perdido el clásico Madrid vs Barça, y yo no podía evitar sentir que había dejado pasar una oportunidad de oro. Me repetía una y otra vez que podría haber jugado mejor, que podría haber hecho algo más para cambiar el resultado. La derrota me pesaba en el alma.

Después de ducharme y cambiarme, me reuní con mis amigos Alejandro Balde, Pedri y Gavi. Ellos también estaban visiblemente afectados por la derrota, pero trataban de mantener el ánimo. Nos sentamos en una mesa del área de descanso y comenzamos a hablar de lo sucedido.

-No siempre se puede ganar, Lamine -me dijo Pedri con una sonrisa reconfortante-. Es parte del fútbol. Lo importante es que disfrutemos el evento y aprendamos de nuestros errores.

Gavi asintió y añadió:

-Exacto, tío. Hoy no fue nuestro día, pero habrá más oportunidades. Y además, no todo en la vida es fútbol.

Poco a poco, sus palabras comenzaron a calmarme. Sabía que tenían razón, pero no era fácil sacudirse la decepción. Estábamos sumidos en nuestra conversación cuando algo llamó mi atención. Una chica preciosa se acercaba hacia nosotros. Tenía el pelo largo y marrón, ojos almendrados que brillaban bajo las luces, y unos labios carnosos pintados de color marrón que hacían juego con su vestido negro ajustado. Era imposible no notar cómo el vestido acentuaba sus curvas. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y sentí que me sudaban las manos.

Cuando llegó a nuestro grupo, saludó con familiaridad a Alejandro, Pedri y Gavi. Se notaba que ya se conocían.

-¡Cuánto tiempo sin vernos! -dijo con una voz melodiosa, abrazando a mis amigos uno por uno.

Finalmente, sus ojos se posaron en mí. Sentí su mirada analítica recorriéndome de arriba abajo, y eso aumentó mis nervios. Decidí presentarme antes de hacer el ridículo por mi timidez.

-Hola, soy Lamine -dije extendiendo la mano.

Ella me la estrechó con una sonrisa que iluminaba toda la sala.

-Encantada, Lamine. Soy Emma.

Conversamos por unos minutos sobre temas triviales, pero cada vez que ella sonreía, sentía un cosquilleo en el estómago. Emma tenía una presencia hipnotizante y, aunque traté de mantener la compostura, me era imposible no sentirme atraído por ella. Lamentablemente, su tiempo con nosotros fue breve y pronto tuvo que marcharse.

Cuando salió de la sala, Héctor, otro de mis amigos, se acercó con una sonrisa burlona.

-¿Y esas miraditas con Emma? ¿Es que has ligado, Lamine?

Rodé los ojos y le di un leve empujón.

-Eres tontísimo, Héctor. Solo estábamos hablando.

Pero mis otros amigos se unieron a él, riéndose y diciendo que habíamos tenido mucha conexión. No podía evitar sonrojarme ante sus comentarios, aunque intenté desviar el tema.

Horas más tarde, Pedri me llevó a casa. Nos despedimos en la puerta y entré en silencio, saludando a mi madre antes de subir a mi habitación. Me tiré en la cama, intentando dormir, pero era imposible. Solo podía pensar en ella y en esa sonrisa que había iluminado la sala. Emma había dejado una impresión profunda en mí, y no podía esperar para volver a verla.

𝙃𝙤𝙡𝙖𝙖𝙖, 𝙣𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙗𝙖 𝙨𝙚𝙜𝙪𝙧𝙖 𝙙𝙚 𝙝𝙖𝙘𝙚𝙧 𝙪𝙣𝙖 𝙣𝙖𝙧𝙧𝙖𝙘𝙞ó𝙣 𝙙𝙚 𝙇𝙖𝙢𝙞𝙣𝙚 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙚𝙨𝙦 𝙚𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙤𝙧𝙜𝙪𝙡𝙡𝙤𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙘𝙤𝙢𝙤 𝙝𝙖 𝙦𝙪𝙚𝙙𝙖𝙙𝙤 ,𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙤𝙨 𝙚𝙨𝙩é 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖.

𝙉𝙤 𝙤𝙡𝙫𝙞𝙙é𝙞𝙨 𝙫𝙤𝙩𝙖𝙧 𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙤𝙤 🩷

𝘾𝙤𝙣𝙚𝙭𝙞ó𝙣 /𝙇𝙖𝙢𝙞𝙣𝙚 𝙔𝙖𝙢𝙖𝙡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora