ℛ𝓊𝓃 //Tom Riddle//

9

Pasan las horas.

Ese tonto sigue con que no quiere bailar, pero no le he insistido más.

He probado todo tipo de bocadillo y bebida. Tratando de llenar la ruptura en mi corazón y el vacío en mi pecho.

Ya hablé con la mitad de los estudiantes de la escuela.

Mis ojos arden y amenazan con humedecerse cada que volteo a ver a las parejas bailando.

Regreso del baño del comedor, estuve unos cuantos minutos haciendo la fila.

Estoy un poco decaída, me siento patética luego de haber invitado a Cassius a bailar, siendo él mi pareja.

Regreso a mi asiento, levanto una ceja al no ver a Cassius en la mesa. Miro a mi alrededor, hasta que veo la pista de baila, mis puños se aprietan a tal nivel que mis uñas dejan marcas en mi piel.

Este es el detonante.

A lo lejos veo a Cassius, baila animadamente con una sonrisa ladeada, tiene entre sus brazos a una chica de séptimo año.

Stephanie Echeverry, tan rubia como él. Sus ojos brillan sin parar, parece que está profundamente enamorada.

Suspiro, no se que esperaba de él.

No pierdo el tiempo y me levanto de mi asiento, camino con determinación hacia el otro lado de la sala, todos me miran, saben que vine junto a ese idiota.

Me derrito de vergüenza al tocarle el hombro a Elena, no quiero interrumpir.

—Hey—ella voltea a verme, estaba bailando con Caspian y yo de tonta la interrumpí—¿Pasa algo?

Ella nota inmediatamente mis ojos húmedos.

Niego con la cabeza.

—Voy a salir un rato a caminar, pero no te preocupes, sigue bailando—le informo, no quiero arruinarle la noche.

—¿Segura? Puedo acompañarte, Vic ¿te sientes mal?—ella me mira preocupada, yo niego nuevamente con la cabeza y finjo una sonrisa—¿Qué pasó con Cassius?

—Ya sabes, es un completo idiota, pero tú tranquila, de verdad.

Ella asiente levemente y me aprieta las manos con suavidad, gesto que aprecio mucho, ya que no suele ser expresiva.

Me doy media vuelta y salgo de la sala a toda velocidad.

Mis mejillas empiezan a volverse rojas e inmediatamente un nudo se atora en mi garganta.

Mis ojos se humedecen al completo y la sonrisa desaparece.

...

Dos y media de la mañana.

Llevo media hora vagando por los pasillos, escondiéndome de mi cama.

No quiero regresar a las mazmorras, porque se que la habitación va a estar sola, y me voy a sentir como una perdedora.

Camino por las escaleras, subiendo al siguiente piso, escucho a los retratos murmurar y a otros reír levemente.

Los pasillos comienzan a oscurecer a medida que camino. Murmuro un Lumus y continuo.

Arrastro mis pies por los pasillos, las lágrimas dejaron de bajar, solo había una pequeña línea de rímel seco marcando mi debilidad, desde mis ojos.

Freno en seco.

Hay una luz saliendo de una habitación.

Mi cuerpo se estremece.