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Escocía
Colegio Hogwarts de Magia y hechicería
Magical boarding school for wizards and witches
(4 enero 1943)

—¿A qué te refieres?—pregunto, notando la tensión en su rostro, como si estuviera lidiando con algo que va más allá de nuestras conversaciones habituales.

—No soy homosexual—afirma con una firmeza que me sorprende. Mis ojos se abren ligeramente, atrapados en la confusión.

—¿No? ¿Y la chica?—insisto, sintiendo que hay más detrás de su respuesta.

Ella suspira y me observa, con una incomodidad palpable.

—Tú sabes bien lo que pasó aquella noche con ese... Félix—susurra, y el simple hecho de mencionar su nombre parece dejarle una herida abierta —Era tan solo una niña, tenía once años, no entendía nada de la vida. Y después de eso, dejé de comer, me sentía asquerosa. Adely, aunque no éramos muy cercanas, se dio cuenta de que algo andaba mal y recurrió a Slughorn. Así fue como me enviaron de vuelta a casa. Pasé por terapia y otras cosas—hace una pausa, sus ojos se pierden en la penumbra, como si reviviera aquel dolor—Cuando regresé a Hogwarts, nunca quise hablar de ello. Evité las preguntas a toda costa, ni siquiera me atreví a leer las cartas que tú y Elena me enviaban.

—Entonces si las recibiste—murmuro.

—Claro que las recibí, solo me daba miedo leerlas, estaba muy vulnerable...—su mirada vacía sube hacia mi—Y ahora que somos mayores hay cosas que quiero experimentar, Victoria, cosas que me encantaría hacer sin tener el recuerdo de esa noche presente.

Veo sus ojos comenzar a humedecerse, mi corazón se encoge y las lágrimas también amenazan con salir. Se que aún somos jóvenes, pero también se que Elsie siempre ha sido la típica chica que quiere tener un novio y vivir aventuras, y no la culpo.

—Así que he tratado, con todas mis fuerzas, pero simplemente siento repudio, asco, cuando un hombre me toca, me abraza o simplemente me ofrece una bebida... la frustración es tanta que traté algo más, mujeres, pensaba que quizás, solo quizás, podría experimentar placer sin sentir arcadas o terror. Y aunque no empujé ni golpeé a esa chica como lo hice con otros hombres, me di cuenta de que no funciona, simplemente no siento atracción por las mujeres, ni siquiera obligándome a ello—culmina, suelta un profundo suspiro y limpia una pequeña lágrima de su mejilla con el dorso de su mano. Mi nariz arde mientras proceso sus palabras, indicándome que claramente estoy a punto de llorar.

—Lo lamento, El—susurro, con las palabras entrecortadas. Mis ojos recorren su gran cabello rojo que brilla al chocar con la luz que proviene de la ventana detrás de ella. Es s un ángel que no conoce la maldad pero la ha vivido—Quiero que sepas que estoy aquí para ti. No tienes que pasar por esto sola. Si en algún momento sientes que quieres hablar más sobre lo que sea, estoy aquí para escucharte sin juzgar...—murmuro, antes de dar unos pequeños pasitos hacia adelante y rodearla con mis brazos, ella responde al instante, abrazándome con su delgada figura, siento su respiración entrecortada en mi cuello y las lágrimas mojándome.

Mis dedos profundizan en su gran cabellera rojiza, dejando que se desahogue contra mi.

—Todo va a estar bien.

...

Han pasado varias horas desde lo de ese libro, no puedo decir que me siento... mucho más tranquila, pero he tenido tiempo para reflexionar bastante sobre todo el tema de los Turmalina. Es algo bastante raro para mi, aún no estoy siquiera completamente segura de pertenecer a esa tribu, pero es cierto que poseo ojos negros, al igual que parte de mi familia. Y por supuesto, el punto más decisivo, el basilisco no me hizo absolutamente nada.

ℛ𝓊𝓃   //Tom Riddle//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora