Cap. 4. Morgana Club

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1.

"¿Sigue en pie lo de esta noche, no?". Begoña y ella están tomando café solas después de la comida familiar del sábado. Jesús y su padre se han ido a echar la siesta, y Andrés está de fin de semana con María.

Marta hace una mueca. "No me mates, pero debería hacer una videollamada con Jaime a las 12. Está de permiso".

"Venga, no fastidies. Llámale mañana".

"Le he dicho que hablábamos hoy".

"No seas rancia. Escríbele ahora y dile que le llamas mañana, anda".

Marta duda, porque llevan cuatro días sin hablar y debería contarle lo de la cita con la wedding planner para ver si tiene alguna preferencia sobre algo. Conociendo a Jaime, le dirá que ninguna, que decida ella, pero aun así.

Begoña no va a darse por vencida. "Venga. Jesús hoy no sale y va a hacer noche de pelis con Julia. Tengo que aprovechar. Por favoooor", y junta las manos en gesto de súplica.

Marta le ríe la gracia. "Vale, vale. Salimos. Pero tú organizas. Nada de reguetón. Y nada de karaokes".

La sonrisa de agradecimiento de Begoña dura un segundo. "Eres una cortarrollos, ¿lo sabías?".

"Sí, pero es lo que hay. Y ahora déjame que escriba a Jaime. Como se cabree y cancele la boda será culpa tuya".

"Tendrías suerte", dice Begoña en voz baja mientras se levanta para salir.

No lo suficientemente baja.

"¡Bego!".

La otra no se da por aludida. "Que sí. Que estés lista a las nueve y media. Vamos en mi coche".

Marta solo murmulla su ok porque todavía no tiene coche propio en Toledo y está compartiendo el de Andrés, que se lo ha llevado, y además ya está tecleando en su iPhone. Jaime y ella han cancelado decenas de videollamadas a lo largo de los años, bien por reuniones de ella, bien por emergencias de él, así que sabe que su novio no se enfadará.

El hecho de que a ella lleve tiempo dándole igual si hablan o no es lo que le preocupa.

....

Hace una madrugada perfecta de principios de junio. Las calles de la ciudad han estado llenas de turistas hasta más de las nueve, pero a esa hora los locales salieron a reivindicar su sitio en restaurantes y terrazas, y ya han tomado la zona de bares de copas junto al río.

Marta está extrañamente relajada. Jaime contestó al mensaje un par de horas después diciendo que no se preocupase, que disfrutase la noche y que hablaban a media mañana. Muy civilizado.

Así que ahí están. Han cenado ligero en una terraza de un restaurante nuevo vegano, más bonito que rico, y han tomado un mojito allí mismo. A Marta no le van los cócteles y quiere ir con cuidado. Begoña la ha estado interrogando sutilmente sobre la boda y su aparente falta de entusiasmo, y ella, aunque agradecida por su sincero interés, ha contestado con poco más que monosílabos.

Después, su cuñada ha sugerido tomar la primera copa en 'Le Pam Pam', un garito muy pijo para treintañeros. Marta siempre lo pasa bien con ella. Se conocen desde el colegio. Nunca fueron mejores amigas, pero frecuentaron los mismos círculos y jugaban al tenis en el mismo club. Después, estando ya estudiando fuera, se enteró de que había empezado a salir con Jesús.

"Viene Luz", le dice al oído mientras suena una vieja canción de Belle & Sebastian. "¿No te importa, verdad?".

Marta niega enérgicamente y vocaliza "nooo, perfecto". No tiene intención de alargar demasiado la noche, así que mejor que alguien le cubra las espaldas cuando decida pedir un Uber y marcharse a casa. Además, la amiga médico de Begoña le cayó muy bien en la fiesta de Andrés.

El bello veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora