Cap 12. Consejo de Administración

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1.

"No me toques más las narices con eso, Jesús. Lo hemos hablado mil veces". Marta sigue sentada en postura relajada en el sofá chéster del despacho de su padre, sus largas piernas cruzadas, un brazo estirado sobre el respaldo, pero por dentro empieza a notar el burbujeo del cabreo.

Simplemente no puede creer que, a dos días de la reunión del consejo de administración más importante de los últimos años para Grupo De la Reina, su hermano vuelva a intentar sembrar dudas en la estrategia con la que van a acudir a Madrid. Su padre escucha el intercambio parapetado detrás de su escritorio, el mismo sobre el que el bisabuelo de Marta firmó las escrituras de creación del pequeño laboratorio de perfumes y esencias que dio origen a la empresa.

Por ahora se limita a escucharlos, sin interferir en un intercambio que no es más que la repetición de los que últimamente se han vuelto habituales entre los hermanos.

Jesús saca las manos de los bolsillos de su pantalón de traje y cruza los brazos a medio pecho, más arriba de lo que corresponde, con los pulgares por fuera. Un gesto que a Marta le horroriza. Él lo sabe.

"Te toco lo que me da la gana. Llevo meses insistiendo en que yo por ahí no paso. Si has decidido seguir adelante con tu plan de márketing de mierda, es tu problema".

Marta descruza las piernas y se inclina hacia delante. Lo siguiente es levantarse y plantarle cara.

La diferencia de altura a su favor lleva resultando humillante para su hermano desde que Marta dio un tremendo estirón a los dieciséis y pasó en un centímetro a Jesús, que ha heredado la talla mediana de los Vázquez. Decide guardarse esa baza para más adelante.

"Mi plan de márketing de mierda es el motivo por el papá insistió en que dejara Milán y me incorporar ya a la empresa, el único motivo por el que acepté y el punto principal del consejo de esta semana, que parece que se te ha olvidado".

"Marta, hija...".

"¿Qué, papá?".

Su padre sigue impertérrito y apenas alza la voz.

"Tu plan y tu dedicación de estos meses no están siendo cuestionados. Al menos no en lo básico y lo mollar. La situación de las cuentas del grupo es la que es y la decisión sobre el cambio de rumbo está tomada. Estate tranquila".

El bufido de Jesús no se hace esperar. "¿Pero qué coño os pasa a todos? ¿Qué te pasa a ti, papá? Estás abducido por la vuelta a casa de la niña bonita y no atiendes a razones. Es que es acojonante...".

Damián se levanta por fin, signo inequívoco de que da la reunión por concluida. "Te tengo dicho que no hables así delante de tu hermana".

A Marta, en medio de la tensión, le sale una carcajada. "Papá, por favor. Que no soy una cría. Yo también digo tacos". En tres idiomas, además.

"Pues no deberías", dice, cortante. Se abrocha el botón superior de su chaqueta cruzada y se encamina a la puerta. "En fin, esto está más que hablado...

"Que no, papá. Que me jodé... me dais la vuelta a toda la proyección de I+D+i de lo que queda de ejercicio y...".

Damián devuelve la interrupción a Jesús, y esta vez es la última. "Pero como os veo enzarzados y así no podemos presentarnos ante el consejo el miércoles, mañana nos vamos a Madrid a primera hora y nos encerramos a rematar los flecos que quedan. ¿Entendido?".

Marta se lleva la mano a la boca, sus largos dedos tamborileando sobre sus labios. Jesús la atraviesa con la mirada.

"¿Entendido?", repite su padre.

El bello veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora