Cap. 6. Hacer lo correcto

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1.

Se le está haciendo eterna la semana. Ha pasado dos días encerrada en el despacho de su padre intercambiando impresiones sobre el desempeño de la empresa los últimos cinco años e intentando refrescar sus viejas ideas acerca de la campaña de comunicación que tiene intención de emprender antes de que finalice el ejercicio. El consejo de administración de Grupo De la Reina se reúne a mediados de julio, y para entonces necesita asegurarse el respaldo sin fisuras de su padre a su nueva estrategia de marketing.

Y todo con el dedo magullado a rastras. El lunes se asustó cuando salió de la ducha y vio que el corte se había abierto y estaba sangrando de nuevo, por lo que se acercó con pocas ganas a la consulta de Luz. La doctora no hizo más preguntas que las estrictamente necesarias mientras la cosía, y sin embargo Marta salió de allí con la seguridad de que sospechaba que la herida era consecuencia del tremendo pedo que llevaba encima el sábado anterior. Ella prefirió no hacer alusión a nada y acallar las palabras de Luz sobre Fina que seguían rebotando en su cabeza desde la noche del sábado.

La cita con la wedding planner, por su parte, fue menos estresante de lo que esperaba. La chica en cuestión resulta ser hermana de una compañera del colegio y parece que controla a la perfección los tiempos y el mercado. Por suerte, entiende en seguida que Marta es, en sus propias palabras, "una novia con una personalidad especial" y que sus ideas sobre la boda se alejan bastante de lo preconcebido. La ceremonia va a celebrarse en la catedral y de ahí a Los Olmos, y esto último le hace especial ilusión, pero no puede evitar desconectar en varios momentos y dejar que sea Begoña quien se interese por un montón de detalles.

Su cuñada le lanza miradas a medio camino entre el mosqueo y la preocupación, y ella intenta desesperadamente sentir algún tipo de conexión emocional con lo que está haciendo. Fracasa todas y cada una de las veces y se siente aliviada cuando dan por terminada la reunión y se citan un par de semanas más tarde para que la planner le muestre una primera tanda de propuestas.

...

"Vas a tener que explicarme despacio qué narices te pasa, porque te juro tía que no he visto novia más despegada que tú", le suelta Begoña sin anestesia cuando la chica se va.

Ella trata de quitarle importancia. "No me pasa nada, solo que tengo la cabeza a mil revoluciones con temas de trabajo. Y ya la has oído. Debe ser que soy una novia poco convencional". Marta intenta bromear, pero Begoña la mira poco convencida.

"Si tú lo dices... Pero tengo la impresión de que hay algo más dando vueltas en tu cabeza. Puedes hablar conmigo, lo sabes, ¿no?".

"Ya lo sé, Bego. No pasa nada, no te preocupes. Y gracias por estar pendiente de todo. No solo por lo de la planner, sino también por ayudarme a instalarme y sacarme a que me distraiga". Lo dice de veras.

Begoña se acerca y le da un abrazo ligero. "Ay, cu. Si es que has vivido rodeada de hombres y necesitas más mujeres alrededor".

Marta desvía la mirada, su mente proyectando la imagen de una mujer en concreto y ella sacudiendo la cabeza para disiparla. Después se ríe entre dientes. "¿Tú crees?".

"Los tíos son un coñazo. Nos gustan mucho, pero a veces son un rollo. Cuando quieras repetimos lo del sábado. Solas o con Luz".

"Claro, cuando me digáis. Me cayó muy bien".

"Tú también a ella", añade Begoña camino de las escaleras, cuando Marta siente la necesidad de preguntarle algo que lleva días arañando una parte de su mente.

"El comentario que hizo sobre Fina... ¿Crees que le gusta o algo?".

Begoña suelta una risa ahogada con un pie en el aire. "¿A Luz? No creo. Vamos, ni de coña, no es para nada su tipo de chica. Ni ella es el tipo de Fina, por lo que sé".

El bello veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora