Muy orgullosa de su linaje de sangre pura y de su apellido Black. Desde pequeña, ha sido criada con ideales de superioridad, lo que la hace arrogante y distante con aquellos que considera inferiores, especialmente los nacidos de muggles. A pesar de...
En la madrugada del 8 de julio de 1980, el cielo de Londres estaba despejado, con una luna llena que iluminaba las calles silenciosas de la ciudad. En una casa antigua y majestuosa, escondida entre los barrios mágicos de Londres, una atmósfera de expectación y emoción llenaba el aire. Esta casa pertenecía a Alphard Black tío de Sirius, dejándolo de herencia para su sobrino favorito.
La madre de Adhara, estaba en labor de parto. Aunque el parto estaba siendo asistido por sanadores mágicos especializados, la tensión y la anticipación eran palpables. Sirius Black, el padre de Adhara, quien había estado luchando valientemente contra las fuerzas oscuras como miembro de la Orden del Fénix, estaba presente, ofreciendo todo su apoyo y amor a su esposa en esos momentos críticos.
Con la llegada del amanecer, el momento tan esperado finalmente ocurrió. A las 6:32 a.m., Adhara Black vino al mundo. Su nacimiento estuvo marcado por un evento extraordinario: justo en el momento en que nació, una estrella fugaz cruzó el cielo, visible desde la ventana de la habitación, llenando el cuarto con una luz mágica y resplandeciente. Los sanadores y los padres no podían evitar sentir que este era un signo de un destino especial para la recién nacida.
Sirius, con lágrimas de felicidad en los ojos, sostuvo a su hija por primera vez. La miró con amor y orgullo, a pesar de los tiempos oscuros y los desafíos que enfrentaban, Adhara era una señal de esperanza y renovación. Le dieron su nombre, Adhara "una de las estrellas más brillantes del cielo nocturno, simbolizando la luz en tiempos de oscuridad", aunque él siempre odió la astrología, le encantando mucho ese nombre.
Con cada día que pasaba, Sirius encontraba una nueva alegría en los pequeños momentos que compartía con Adhara. Desde su primer balbuceo hasta las noches en las que la acurrucaba para dormir, cada instante estaba lleno de una felicidad pura que jamás había conocido. A pesar de las amenazas constantes de Voldemort y sus mortífagos, esos momentos con su hija le daban la esperanza y la fuerza para seguir adelante.
Sirius y su esposa soñaban con los años que pasarían juntos, imaginaba enseñarle a volar en una escoba, contándole historias de los Merodeadores y mostrándole todos los rincones mágicos de su mundo. Pero, en el fondo de su mente, había una sombra que Sirius no podía ignorar. Sabía que la guerra contra Voldemort se estaba intensificando.
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