Muy orgullosa de su linaje de sangre pura y de su apellido Black. Desde pequeña, ha sido criada con ideales de superioridad, lo que la hace arrogante y distante con aquellos que considera inferiores, especialmente los nacidos de muggles. A pesar de...
La mujer elegante entró a su casa con un paso firme, con su nieta en sus brazos. La mansión, parecía cobrar vida con la presencia de la niña.
"¡Mi señora! ¿Es esta la nueva ama de la casa? ¿La pequeña Black?" Kreacher, apareció de repente a su lado, con una expresión de sorpresa y satisfacción
Walburga asintió con orgullo, ajustando a Adhara en sus brazos. "Sí, Kreacher. Esta es mi nieta, la última de los Black. Ella tomará su lugar en esta casa."
El Elfo miró a Adhara con curiosidad, sus ojos redondeándose al ver a la bebé. "Es tan pequeña, mi señora. Aunque veo en ella un poco del señor Regulus... y de aquel traidor . Parece que el legado de los Black continúa."
La señora Black miró a Kreacher con una mezcla de desdén y satisfacción. "Sí, a pesar de todo lo que ha pasado, ella es mi esperanza, el futuro de nuestra familia. No importa qué haya hecho Sirius, ella es un símbolo de nuestro linaje."
"Kreacher servirá a la señorita Adhara con toda lealtad, como lo hizo con el amo Regulus. La casa de los Black siempre ha sido fuerte, y con la señorita Adhara aquí, continuará siendo así." Kreacher inclinó la cabeza.
Walburga, con una expresión de satisfacción, miró el dormitorio que Kreacher había preparado para Adhara. "Este será su hogar. Quiero que todo esté perfecto para ella. Es la última de su sangre, y debe crecer con la educación y los valores que nuestra familia representa."
"Todo esta en orden, mi señora. Kreacher se asegurará de que la señorita Adhara tenga lo mejor." El Elfo asintió con entusiasmo
Sonrió, sus ojos brillando con orgullo mientras miraba a su nieta. "Estoy orgullosa de que esté aquí, y haremos todo lo posible para asegurarnos de que crezca como una verdadera Black."
Con una última mirada de satisfacción a su casa y su pequeña nieta, Walburga se dirigió a su despacho, segura de que el legado de los Black estaba asegurado con la llegada de Adhara.
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Pasaron los dias y Remus Lupin llegó a la casa Black con el corazón lleno de esperanza y un ligero nerviosismo. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que había visto a su ahijada, y deseaba más que nada asegurarse de que estaba bien. Tocó la puerta, y fue Kreacher quien la abrió, mirándolo con una mezcla de desdén y lealtad hacia su dueña.