Capítulo 4

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Traición

—¿Y eso no nos puede perjudicar a nosotros también?—Ryan era demasiado desconfiado. Era increíble. —Digo, a lo mejor esos "poderes extrasensoriales" de los que hablas puedes llegar a ser peligrosos. Y podría decidir atacarnos en cualquier momento

A pesar de que estaba detrás de mí, pude percibir que estaba frunciendo el ceño.

—Chico, no confías ni a palos, ¿eh?

—¡No la conozco de nada! ¿Por qué iba a confiar en ella?

—Pues porque te lo digo yo.

—Tampoco confío del todo en ti, no voy a hacer nada solo porque tú me lo digas

Qué tío. ¡No confiaba en mí!

¿Por qué será que no me extraña?

—Mira que eres pesado...—fruncí un poco el ceño—. En fin, como quieras.

—¿Vas a parar?

—No.

Él chasqueó la lengua, irritado.

—¿Tienes mi frasco de almas?—pregunté desconfiadamente.

No recordaba haberlo visto cuando se subió a la moto.

Lo subiste tú.

—Se lo he vendido a la de aquella tienda de antes— su voz sonaba como si fuera un dato irrelevante del todo.

¿Acababa de decir...? No. No podía haber hecho eso.

No había vendido a mi familia por alguna baratija, ¿verdad?

¿VERDAD?

Lo ha hecho. No me fiaba de ese niño...

Frené bruscamente.

Estaba en shock.

Esperé a que se riera. Tenía que ser una broma. Una muy mala, pero una broma.

Pero él no se reía. ¿Por qué no se reía?

¿Había vendido a mi maldita familia a una tienda de trueques sin motivo alguno? ¿Cómo había podido? ¿Cómo había podido hacer e eso? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué había hecho?

Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera siquiera formularlas.

—Bájate. Ya.

—¿Eh?

—¿TÚ ERES TONTO O TE ENTRENAS? ¿NO VES QUE HAS TIRADO MIS POSIBILIDADES DE RECUPERAR A MI FAMILIA A LA BASURA?—Exploté. Llorar fue muy tentador, pero me contuve. No le iba a dar esa satisfacción a el idiota. Mi voz sonó demasiado vulnerable cuando hablé otra vez—Recupéralo.

Me temblaba todo. Todo. Y no podía controlarlo.

—¿Como?—preguntó, con voz confusa. Yo solo podía pensar en las posibilidades que tenía de recuperarlo.

—¡QUIERO QUE LO RECUPERES AHORA MISMO! ¿ME OYES?—una voz demoníaca salió de mí garganta— ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE HASTA QUE NO LO HAYAS RECUPERADO! ¿LO HAS ENTENDIDO?

Mis ojos estaban llenos de lágrimas.

Estupendo.

—¿Me vas a obligar? Perdona, pero no puedes obligarme.

Sonaba como si no le importara en absoluto.

Mi voz, en cambio, seguía sonando demasiado vulnerable.

—No creo que necesites que te diga que te puedo maldecir ahora mismo. Y creo que mi familia es bastante más importante que un niño maldito más o uno menos. Así que decide.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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