18-maraton 7-7

135 20 0
                                    

Casi una semana después de su llegada a Tokio, Izuku encontró finalmente los papeles que necesitaba para inscribirse en la U.A. Aliviado, guardó cuidadosamente los documentos en su mochila y decidió dar un paseo solo por la ciudad para despejar su mente. Antes de salir, pasó por una tienda y compró algunos juguetes y golosinas para Yuki y su sobrina. Le gustaba pensar en ellos, incluso estando lejos.

Las calles de Tokio estaban llenas de vida, con gente yendo y viniendo, tiendas abiertas y luces brillantes. A pesar de la multitud y la actividad, Izuku se sentía aislado, envuelto en sus pensamientos mientras caminaba. Encontró un pequeño parque y se sentó en un banco, disfrutando de un momento de tranquilidad.

No mucho después, sus primos, Hiroshi y Maki, lo encontraron. Habían estado buscándolo por un rato, intentando acercarse a él durante toda la semana sin éxito. Se acercaron con cautela.

— Izuku, ahí estás. Hemos estado buscándote — dijo Hiroshi, su tono una mezcla de alivio y frustración.

— Hola — respondió Izuku, sin mucho interés.

Maki intentó suavizar el ambiente. — Pensamos que podríamos pasar algo de tiempo juntos. Conocernos mejor.

Izuku asintió levemente, pero no dijo nada. Mantuvo su expresión fría y distante, su atención más en el parque que en sus primos. Hiroshi, frustrado por la indiferencia de Izuku, se adelantó un paso.

— ¿Por qué eres siempre tan distante? — preguntó Hiroshi, su voz alzándose ligeramente. — Estamos intentando ser amables, conocerte mejor, pero tú solo...

— No es eso — Izuku levantó la vista lentamente, su rostro inmutable.

— ¿Entonces qué es? Somos familia. ¿No te importa nada de eso? — Hiroshi apretó los puños, claramente irritado.

— Prefiero la tranquilidad — Izuku mantuvo su compostura.

— ¿Tranquilidad? — Hiroshi bufó, su tono volviéndose más grosero. — Esto es ridículo. Estamos haciendo un esfuerzo y tú... tú ni siquiera intentas. Es como si no te importáramos en absoluto.

— No tengo la obligación de adaptarme a tus expectativas — Izuku mantuvo su compostura.

— ¿Sabes qué? Eres un maldito arrogante. No eres el único con problemas, ¿sabes? Estamos tratando de ser amables, pero tú solo nos ignoras. Es una falta de respeto— Hiroshi se acercó más, su rostro a centímetros del de Izuku.

— Hiroshi, tu frustración es comprensible, pero tu falta de paciencia es lamentable. No tengo la obligación de adaptarme a tus expectativas. Si no puedes manejar mi forma de ser, te sugiero que reevalúes tus prioridades— Izuku finalmente alcanzó su límite. Se levantó lentamente, su postura erguida y elegante.

— ¿Reevaluar mis prioridades? — Hiroshi se rió amargamente. — Eres increíble. Crees que eres mejor que todos nosotros, ¿verdad?

— No todos buscan la misma clase de conexión que tú deseas. Mi comportamiento no es un reflejo de mi opinión sobre ti, sino de mi necesidad personal de espacio y tranquilidad — Izuku lo miró sin pestañear.

— Por favor, no peleen. Hiroshi, cálmate — Maki intentó interceder. 

— No es personal, simplemente prefiero mantener cierta distancia. Si eso es inaceptable para ti, lo siento, pero no cambiaré — Izuku la miró brevemente antes de regresar su mirada a Hiroshi.

— Eres un caso perdido — murmuró Hiroshi, visiblemente molesto.

Izuku dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso hacia la casa, dejando a sus primos en el parque. La tensión en el aire era palpable, pero Izuku no se inmutó. Había aprendido a proteger su espacio personal, y no permitiría que la presión de los demás lo hiciera actuar en contra de su naturaleza.

Cachorro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora