-CUATRO-

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-TEMAS SENSIBLES-

...

Llevaba una vida escondiéndose de los demás, tal vez por eso muchos deducían que era alguien inseguro. Su realidad siempre fue vivir al borde del colapso emocional por no poder hablar sobre sus emociones. 

Hoy lo afectaba el triple, era muy inestable. No entendía en que momento todo paso a ser tan pesado. Ahora se encontraba estancado en tantas cosas sin resolver, que por mas que las intente solucionar, para el era demasiado tarde.

Su vida fue abarcada por una familia demasiado creyente, religión y parientes, no conocía nada mas. ¿Amigos? Julián, no conocía ese termino, hasta que decidido hablo con sus padres para poder irse de su equipo Calchín de Cordoba. Era mas que obvio que quería ser futbolista profesional y en ese momento era un sueño demasiado lejano, pero tenia talento como para cumplirlo. Se probo en el Real Madrid y aunque no pudo concretarse el pase quedaron todos sorprendidos con nivel de juego, después siguió en Argentinos Juniors, logrando estar en la pensión, pero no fue hasta tiempo después que llego a River Plate.

Nunca se había sentido tan como en casa, era irónico, ya que nunca le gusto su hogar real. 

Estaba lejos de creencias, lejos de estereotipos. Fue un tiempo de felicidad a pleno, se dedicaba a lo que le gustaba, tenia muchos amigos. Era curioso como todos quedaban encantados con la personalidad de Julián, con su acento cordobés, era como un imán que todo a su paso atraía.

Así conoció a Enzo, el que se sentaba en el fondo del salón, el que siempre tiraba chistes fuera de lugar pero lograba que todos rían. Jugaban juntos en inferiores, entrenaban juntos, pero Julián, no lo soportaba. 

No soportaba todo lo que generaba en el. Era algo desconocido, cuando vio al morocho por primera vez, no le gusto para nada el sentimiento que llego a su interior. Era incomodo, lo evitaba a mas no poder, pero Enzo siempre lograba que se cruzaran.

Julián, tuvo un punto de quiebre, cuando noto como sin quererlo, empezaba a entablar una amistad con Enzo, no podía negar que le caía muy bien. Las horas pasaban rápido cuando estaban juntos, se ayudaban a estudiar, en realidad Julián convencía a Enzo de no bajar los brazos con el estudio.

Las incontables charlas que tuvieron. Los incontables errores que cometieron.

Enzo, podía ser insoportable cuando quería y eso a Julián le molestaba demasiado. Julián podía ser indiferente a todos cuando lo deseaba y Enzo no podía estar mucho tiempo lejos de el.

Se hicieron mejores amigos, a base de risas, de aguantarse las cagadas del otro. Julián aguanto a todas las que estuvieron con Enzo, que después lo llamaban a el, porque el morocho nunca se digno a decirles que no quería estar con ninguna.

Enzo, aguanto defenderlo con los problemas irracionales de ira por los que pasaba Julián cuando salían a tomar algo, siempre quería terminar a las piñas con alguien, pero al otro día era un cachorrito arrepentido de sus actos.

Ambos aguantaron las veces que se dejaron llevar por las ganas, como cuando Enzo llego a River nuevamente y pudieron jugar juntos en la primera. Ese sábado salieron al boliche, termino en besos desesperados en el departamento de Julián.

La solución de ambos fue no volver hablar del tema, como el resto de las veces que paso.

Y asi, pasaba la vida de ambos, formalizando parejas. Enzo, avanzo mas rápido y formalizo hasta su familia, con una hija divina como la que tenia.

Julián, pensaba en todo lo que tuvo que pasar, decidió tomar un poco de aire, mientras se iba escuchaba la felicidad de todos sus compañeros al ganar contra Ecuador por penales, con la figura indiscutida del Dibu y pasar a Semifinales.

Sin embargo, su mente divagaba por algo que nunca pensó ver. La imagen latente de su pareja besándose con quien considera su amigo, no paraba de dar vueltas en su cabeza. Sentía la traición calar por sus huesos.

Las familias de todos los jugadores de la Selección se encontraban en el hotel, les iban a dar una pequeña sorpresa, pero para Julián, nada fue pequeño. Busco a su novia pensando que tuvo un inconveniente en el baño, por que así le habían dicho sus padres.

Sin quererlo, en el pasillo que daba a las puertas del baño que usaban los empleados de servicio, escucho la voz de Emilia demasiado exaltada.

-¡No le puedo mentir mas! No ves que lo único que siente por mi es pena.- Intento moverse para no ser visto.- Es mucho tiempo, Alexis.- 

Julián, no entendía nada, estaba tenso mirando a quienes hablaban a metros de el.

-Julián te quiere, si te creyó lo del bebe te puede creer todo, no seas ilusa.- Comenzaba a formarse un nudo en su garganta.- Tenes que seguir haciendo lo que venís haciendo. Yo te soy honesto, no me puedo separar todavía, menos me podía hacer cargo de tu bebe, me arruinabas la carrera, Emilia.- Vio como lo ojos de quien era su pareja comenzaban a llenarse de lagrimas.

-¿Como podes ser tan indiferente, Alexis? Nuestro bebe, si no lo tuve fue por que así lo pediste vos, te di todo de mi y solo queres que siga mintiendo.- Vio como la castaña amagaba a seguir su camino, siendo atrapada por la mano del pelirrojo en su muñeca.

-No llores, ¿Si?- Acerco su frente a la contraria.- Dame un poco mas de tiempo, nada mas.-

Y así quedo sorprendido a mas no poder, veía como ambos se besaban, como no les importaba nada. El confiaba tanto en ambos, confiaba en que ese bebe era suyo, confiaba en que Emilia lo perdió por causas naturales que no tenían que ver con ella.

Y ahora, después de salir corriendo de ahí, se encontraba en su habitación, arrinconado sobre la cama, sin parar de llorar. Se sentía un niño, pero con problemas que lo sobrepasaban.

-¿Julián?- Escucho como se abría la puerta por quien era su compañero de cuarto.

Enzo, no entendía la situación, hasta que vio como la cara de Julián salía del escondite de sus brazos, con esos ojitos rojos y llenos de lagrimas, algo dentro del morocho se rompió. 

Esa persona que estaba frente a el, seguía siendo su Juli, su mejor amigo, su gran amor.

Sintió como un cuerpo estaba sobre el, abrazándolo. Escuchaba los sollozos, solo pudo rodearlo con los brazos, apegarlo fuertemente a su cuerpo. 

Ambos extrañaban esa sensación.

-No me dejes.- Enzo, estaba sorprendido por esas palabras.- Te necesito, Enzo.-

Y así ambos se miraron, como hace mucho tiempo no lo hacían. Enzo solo asintió, no necesitaba decir mas palabras, tendrían tiempo de sobra para charlar después, solo pensaba en acompañar a Julián en lo que necesitara. 

Una noche en donde Enzo se dedico a dejar caricias en Julián, permitiéndole llorar todo lo que tenia guardado, porque no era solo hoy, venia de años de no sentirse bien y Enzo era consiente de eso.

Solo cuando vio a Julián quedarse dormido mientras lo abrazaba, pudo soltar unas lagrimas que amenazaban con salir desde hace rato. Solo pudo admirarlo hasta quedar dormido junto a el.

Podían escapar de todo, menos del amor que sentían por el otro.


𝙴𝙽𝙴𝙼𝙸𝙴𝚂 - ᴇɴᴢᴜʟɪᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora