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4to año.
El día de mi cumpleaños al fin llegó y mis amigos y yo organizamos una salida divertida a Hogsmeade, a la que todos pudieron ir excepto Harry. Lamentablemente mi cumpleaños era uno de esos días en los que Harry tenía que dar múltiples entrevistas con relación al torneo de los tres magos y por más que quisiera no podía faltar, por lo que que se disculpó conmigo apenado y yo le dije que no se preocupara, aunque por dentro me entristecí un poco.
Estando en Hogsmeade primero fuimos a Honeydukes, en donde los chicos compraron algunos dulces, yo solo me llevé unas plumas de azúcar, después fuimos a la tienda de Zonko, ya que los gemelos querían probar los nuevos caramelos escupe-fuego.
Al salir de Zonko pensé en Harry y en lo divertido que sería si hubiera venido con nosotros, por lo que al instante me deprimí y Hermione lo notó.
-¿Estás bien? -me tomó de la mano.
-Si -mentí-Pero aún me siento mal porque Harry no haya podido acompañarnos.
-Lo sé, es triste -dijo ella-Pero piensa en el lado positivo, lo verás cuando regresemos al castillo.
-Si TN, anímate -interrumpió Ron-A Harry no le hubiera gustado verte triste en tu cumpleaños.
-Tienen razón -sonreí-Tal vez él y yo podamos hacer algo juntos después...
Después de caminar un rato más por el pueblo llegamos a Las Tres Escobas, pedimos cervezas de mantequilla y Hermione y Ginny llevaron un pastel que ellas mismas hornearon para mi.
-¡Chocolate con fresas! -me sorprendí.
-¡Si! -dijo Ginny-Harry nos dijo que era tu favorito.
-¡Lo es! Gracias niñas -sonreí.
-¿Por qué no empiezas a abrir los regalos de una vez? Nos tardamos horas eligiendo el nuestro -dijo Fred.
-¡Abre el mío primero! -dijo Hermione entusiasmada.
Me acercó su regalo envuelto en un papel delgado con estampado de flores, era ligero y pequeño, al rasgarlo había un libro de pasta gruesa titulado "Poemas Mágicos".
-¿Por qué no me sorprende? -dijo Ron y todos reímos.
-Gracias Her -le regalé una sonrisa.
-¡Ahora el nuestro! -saltó George.
Me entregaron una caja pesada sin ningún envoltorio, desconfié al instante.
-Nada va a saltarme encima ¿Verdad? -los miré entrecerrando los ojos.
Ellos rieron.
-¡Solo ábrelo! Y lo descubrirás... -Fred levantó las cejas divertido.
No había vuelta atrás, abrí la misteriosa caja lentamente y de ella salieron montones de confeti de colores directo a mi cara, en el fondo habían montones de bombas fétidas de diferentes tamaños, los miré confundida.
