The Verstappen brothers

710 88 55
                                    


Max ignora el escalofrío que recorre su columna cuando Oscar cierra la puerta tras ellos de un golpe. El menor aún no dice la primera palabra y ya le está causando un terrible dolor de cabeza.

"No entiendo cuál es tu problema, Oscar, no sé por qué estás enojado y mucho menos a qué se debe tu incompetencia. ¿Qué no ves que estoy cansado? Ya no eres un niño, no tengo por qué correr tras de ti todo el tiempo." El rubio se niega a mirar al joven a los ojos, en su lugar, se sienta en el sofá de la oficina y repara cada detalle de esta con su mirada.

Pero Max no midió sus palabras, no las pensó, pues no hay mala intención tras estas, genuinamente no entiende qué ha provocado el cambio en la actitud de su hermano, solo cuando finalmente levanta su mirada y observa al menor sentado en el borde de su propio escritorio, mirándole con ojos de cachorro completamente irritados, es que entiende que le ha herido de alguna manera.

"¿Crees que no lo sé?" No soy un niño, me lo has dejado bastante claro desde que mamá murió. También estoy cansado, Max, mucho... Pasé de ser un adolescente mimado a ser el vicepresidente de la compañía de la noche a la mañana y no me quejo de ello. Amo mi trabajo, amo poder ayudarte de alguna forma. Pero joder, me encantaría volver a ver a mi hermano y no a mi jefe, solo quiero que me vuelvas a querer como antes..."

El silencio los consume durante eternos minutos, hasta finalmente ser interrumpido por los casi inaudibles sollozos del Verstappen menor. Y Max, bueno, no sabe qué hacer, no sabe cómo enmendar errores que apenas se está dando cuenta de que cometió, no es capaz de soltar una sola lágrima no desde el funeral de la mujer que más ha amado en vida, así que siente su pecho a punto de estallar mientras la culpa le consume de la cabeza a los pies.

El rubio observa a su hermanito limpiar sus lágrimas bruscamente de su rostro con el puño de su camisa. Avergonzada tras exponerse durante un momento de vulnerabilidad, Oscar aclara su garganta y volviendo a esa voz diplomática que el mismo Max se encargó de enseñarle a usar.

"Lamento haber sido una molestia para ti, Max, no volverá a pasar. Haré lo posible por mejorar mi rendimiento si crees que no me esfuerzo lo suficiente ya, solo te pido que no opines en mi relación con los otros empleados, Charles es lo único bueno que me ha pasado en mucho tiempo."

A Max las palabras se le escapan de la lengua, su mente se queda en blanco, y todas las disculpas que desea expresar se las traga mientras se levanta de su asiento y se dirige a la puerta, se da la vuelta una vez más y ve una pizca de esperanza en los ojos ajenos.

"¿Te gusta?"

La expresión de Oscar termina por decaer y con su ceño fruncido, responde. "No es asunto tuyo."

El sonido de la puerta, siendo azotada de nuevo, da por terminada la interacción entre ambos hermanos.

Oscar esconde su rostro en sus manos, no derrama una lágrima más, pero termina por jalar de sus mechones castaños llenos de frustración hasta que escucha suaves toques en la puerta nuevamente y una voz preocupada del otro lado.

"Jefe, soy yo, Charles". Es casi un susurro, pero llega con claridad a los oídos del menor.

"Pasa".

Tal vez sea patética la imagen a ojos de Charles, que nunca lo ha visto despeinado o con su traje mínimamente desorganizado, pero no le importa, no ahora.

"¿Cómo estás?" El joven secretario, apenas unos meses mayor que él, se acerca hasta quedar a un par de pasos de él.

"Quiero rendirme, Charlie, no sé cuánto más podré soportar". Aunque sus palabras son verdaderas, una sonrisa melancólica decora sus labios mientras observa el hermoso rostro del mayor descomponerse con lástima.

"Oscar,¿puedo abrazarte?"" Ofrece el monegasco y no tarda en acercarse y envolver al menor en sus brazos, permitiendole que se esconda en su cuello y apriete el agarre en su cintura. No sabe cuánto tiempo ha pasado desde que recibió una muestra de cariño. "Todo estará bien, puedes con esto".

...

"No estoy entendiendo una mierda, Charles". Pierre gruñe mientras entierra el tenedor en la ensalada y se lleva a la boca un gran trozo de lechuga. Con su boca ligeramente ocupada sigue: "¿No te gustaba Max? ¿Pero ahora consuelas a Oscar?"

Charles rueda los ojos y suspira en su lugar en la cama. "Consuelo a Oscar porque es mi trabajo, que me guste su hermano es un extra. Aunque... No creo que relacionarme con Max sea buena idea, no parece ser una buena persona. El pobre Oscar estaba devastado y él salió como si nada hubiera pasado."

El francés rueda los ojos ante la expresión de lástima en el rostro de su amigo. "Felicidades, pensé que te darías cuenta de que era una mala idea con solo saber que le gustas a Oscar."

La siguiente escena resulta cómica, pues Charles se sienta bruscamente en la cama y casi hace que Pierre tire su comida en la cama. Antes de que el francés pueda regañarle, nota los ojos abiertos de par en par en el rostro de su amigo.

"Joder, Charles, no me digas que no lo sabías."

"¿Por qué piensas eso?" Murmura nervioso el monegasco.

"No lo pienso, estoy seguro. Llevo demasiado tiempo trabajando en esa compañía como para saber que Oscar te trata diferente a cualquier otro secretario o empleado. Es tan malditamente obvio, no puede creer que seas tan ciego, la confianza desde el principio, que te permita llamarlo por su nombre, no usar uniforme, te da más días libres de lo normal, te invita a almorzar..."

Sin embargo, Charles permanece estático procesando las palabras ajenas, ¿cómo no lo había notado antes?

"Charles, no pensaste que era un poco raro que tu jefe te lleve café y no al revés, o que te ayude con papeleo cuando estás demasiado ocupado, literalmente es tu trabajo."

"Pierre"

"¿Mm?"

"Creo que me estoy metiendo en donde no debería".

El pánico en Charles es genuino. Ahora que todo cobra sentido en su mente, se siente preocupado por su trabajo y triste, pues tal vez su amistad con Oscar no fue más que una ilusión.

Ahora tendrá que buscar una forma de rechazar a su jefe y evitar perder su puesto; también perderá sus privilegios. Apenas comenzaba y ya todo se viene abajo.

Aunque, ¿qué pasaría si no rechaza a Óscar? Demasiados escenarios le pasan por la cabeza en pocos minutos.



You Can Be The Boss - LestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora