The liquor on your lips, Mr. Boss

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...


La noche se torna aburrida pasadas las ocho y es que Charles al no querer emborracharse estando en el mismo lugar que sus padres, termina siendo el único "sobrio" en su grupo, o eso piensa hasta que recuerda a cierto hombre de ojos azules que no ve desde hace un par de horas, así que emprende una corta caminata en busca de este.

Lo encuentra recostado en una de las camas de playa cerca a la orilla del mar. Estando sin alcohol ni ropa suficiente en su cuerpo, Charles titirita mientras toma asiento junto a los pies de Max que le mira curioso más no le dirige la palabra.

"Supuse que este no sería tu ambiente, pero creí que por lo menos estarías con tus empleados un rato, ¿tan mal lo planee?" El monegasco intenta romper el hielo, logrando que Max sonría brevemente.

"Todo está perfecto, Charles. Solo que no estoy de humor para festejar, muchas cosas me atormentan."

"¿Del trabajo?"

"Algo así..."

El silencio perdura por algunos minutos en los que Max observa al secretario mientras este observa las innumerables estrellas.

"¿Qué haces tú aquí?" Retoma el mayor, Charles le observa con mejillas coloradas.

"Todos están borrachos y no quiero ir a mi habitación aún."

La risa llena de ironía que suelta el rubio hace que un escalofrío recorra la columna del menor, que retrocede un poco en su lugar cuando Max se apoya en sus codos para mirarle mejor.

"Sé que Oscar es un perdedor, pero ¿descuidar a un chico bonito como tú? Es un idiota."

"¿Crees que soy bonito, Max?"

Aunque la respuesta se tarda en ser vocalizada, llega de inmediato en el intenso contacto visual que comparten ambos y el mayor levantando una ceja incrédulo como si la pregunta fuera tonta.

"¿Te has visto en un espejo?"

"Pero nunca has tratado de coquetearme y dudo que no lo hicieras para proteger los sentimientos de tu hermano. Eres mi jefe y te respeto, pero es obvio que no te importa ni un poco la vida de Oscar."

Max suspira aunque una sonrisa ladina se forma en su rostro. "Mira, Charles, llamaste mi atención desde el primer momento en que te vi y creeme que hubiera actuado de inmediato en cualquier otro caso, pero, no soy tan hijo de puta como para meterme contigo sabiendo que tienes algo con mi hermano y además, no te puede ofrecer el compromiso que te ofrece él."

"¿A qué te refieres?"

"Nada de dormir juntos ni mensajes de buenos días, la pasamos bien en la cama y en el momento en que te levantas de ella vuelvo a ser tu jefe y me tratas como tal."

Para sorpresa de Max, la expresión de Charles no se llena de disgusto sino de malicia.

"¿Qué te hace creer que no es eso lo que deseo? Me atraes, Max, me encantaría llevarte a la cama sin importar las condiciones."

Charles nota como la mirada de su jefe se desliza por su cuello, abdomen hasta aterrizar en sus muslos que apenas son cubiertos por sus shorts. Y el monegasco no es tonto, sabe como provocar a un hombre, así que pasa una mano por su despeinado cabello y mordisquea sus labios ganando por completo la atención de Max en esa zona, se inclina lentamente hasta que sus rostros quedan a la par y su mano se ubica traviesamente en el mentón del mayor, dándole el poder de controlar cada sucio deseo tras esos ojos tan azules como el océano.

La repuesta del rubio es impulsarse y atrapar los labios jugosos del menor, es un beso dulce, de prueba, sin embargo es suficiente para que ambos estén hambrientos por más, es por eso que cuando Charles siente la mano del mayor en su cabello, se deja llevar por completo, borracho en el sabor suave del gin tonic en los labios ajenos, permite que Max le bese un poco más. un poco más brusco y necesitado, un poco más de lengua, dientes y saliva, solo un poco más...

Y cuando finalmente se separan con respiraciones agitadas, sonrisas bobas y mejillas coloradas, Charles reconoce la mirada en el rostro de Max, sabe que no hay vuelta atrás, que permitirá que su jefe haga a su gusto con su cuerpo esta noche, pero aún está lo suficientemente consciente para saber en dónde se encuentran, expuestos a ojos curiosos.

"¿Te gustaría tomarte una copa conmigo en mi habitación, Max?" Sugiere coqueto, Max sonríe y muerde su labio inferior ya un poco hinchado.

"Sería un honor."

Llegar al hotel fuera de sus cinco sentidos y sin chocar con sus compañeros en el camino fue difícil más no imposible, cuando llegan al ascensor, afortunadamente vacío, Charles se permite reír y disfrutar mientras Max le acorrala en la pared y le besa suavemente, separándose constantemente para reír junto al menor.

Los planes cambian un poco cuando terminan en la habitación de Max, Charles se adentra con Max siguiendo sus pasos, observa todo a su alrededor. 

"No recordaba lo bonita que es la vista desde las suites, debe ser genial despertar aquí." Unos brazos fuertes rodean la cintura desnuda del monegasco y un escalofrío le recorre la columna cuando siente los labios suaves de Max deslizarse por su cuello.

"Haré que te cambien de habitación en la mañana, estás en casa, mereces solo lo mejor." Charles niega suavemente mientras se da la vuelta y enreda sus brazos en el cuello del mayor, acercándolo hasta que sus narices se rosan y Max pega sus pelvis por instinto. 

"¿Sabía que es malditamente encantador, Señor Verstappen? No puedo esperar a verlo sin ropa."

Bromea el secretario y solo consigue que el agarre en su cintura sea cada vez más fuerte, sus labios se vuelven a buscar por instinto y la mano de Charles baja para deslizarse peligrosamente bajo la camiseta de su jefe. 

Definitivamente sería una noche divertida y las vacaciones apenas comienzan...

You Can Be The Boss - LestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora