loverboy

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Charles piensa, a veces más de lo necesario, algunas veces olvida hacerlo antes de actuar, su mente nunca para, no le da un descanso, un respiro, solo vueltas y más vueltas hasta dejarlo con nauseas. La situación con los Verstappen no ha sido de mucha ayuda en dado caso, pues apenas y pudo cerrar los ojos la noche anterior, incluso planeaba escabullirse antes de que Max siquiera despertara pero no tenía sentido huir de sus problemas, problemas que él mismo provocó.

No, no se arrepiente de rechazar a Oscar, mucho menos de la noche increíble que pasó con Max, es solo que, otra vez, no pensó. Juró que podría con esto, que le importaría un carajo la indiferencia del mayor, que solo quería meterse entre sus sabanas y olvidarlo a la siguiente mañana, y fue un jodido mentiroso.

Charles siente, demasiado, desde que tiene memoria todo le afecta en extremos, puede estar muy feliz, también muy triste, muy enojado o no importarle en lo más mínimo. Es un joven enamoradizo, el contacto físico y las palabras bonitas lo derriten en tan poco tiempo, que su amor podría parecer pasajero, débil.

Siente en sobremanera, es por ello que su cuerpo se tensó y su respiración se hizo lenta cuando Max comenzó a hablar en su oído la noche anterior, sus extremidades temblaron con cada toque y hasta el más mínimo roce logró que obscenos ruidos dejaran sus labios, los dedos y labios de Max ardieron en su piel, y joder, Charles lo disfrutó, al punto de tener múltiples orgasmos y clavar sus uñas en la piel ajena, morder levemente los labios del mayor, rogarle por más y obedecer sumiso a cada orden pronunciaba por él pues era seguro que con ello el placer sería incluso mayor.

El viento golpea el rostro del preocupado monegasco, mientras se encuentra recostado en la hamaca en el balcón de sus padres con su pequeño hermano sobre su regazo, jugando con las delicadas cadenas que caen de su cuello.

"Charlie..." Pronuncia la aguda voz de Arthur, ganando la atención de su hermano.

"¿Hm?"

"¿Te irás de nuevo con esas personas?"

La pregunta hace que una sonrisita melancólica se forme en el rostro de Charles, sus dedos acariciando las mejillas regordetas de su hermanito.

"Esas personas son mis compañeros, Thur, y sí, tengo que volver a trabajar pero te prometo que te llamaré todas las noches y pronto podrás visitarme." Intenta reconfortar al menor, este termina recostándose en su pecho y asintiendo lentamente.

Algunos minutos pasan en silencio, Charles permanece como un estatua cuando nota la respiración del pequeño ser cada vez más lenta y calmada, aunque una voz ajena lo hace estremecerse en su lugar.

"Hijo, no quiero meterme demasiado en tus asuntos, pero...¿Cuál es? Oscar, Max, el francés..." Su madre le ofrece una copa de vino que Charles toma de su mano con cuidado de no despertar al niño.

"¿De qué hablas, mamá?" Pregunta sin entender mientras se lleva la copa a los labios.

"Bueno, es claro que alguien te tiene suspirando, pensé que era Oscar porque fue tan amable desde que llegaron, pero luego el chico francés también habló maravillas de ti, y luego, tu padre y yo te vimos escabullirte por todo el hotel de la mano de Max..."

A Charles el calor le recorre la columna y sus mejillas se tintan del tono del líquido en su mano, dirige su mirada a la playa, lejos de los ojos amorosos de su madre.

"Oscar y Pierre son solo amigos, mamá, han cuidado muy bien de mí desde el primer día."

"Entonces es Max." Suelta su madre en tono de burla aunque tan pronto sus ojos se vuelven a encontrar y nota como los ojos verdes de su hijo brillan perdidos, la expresión de la mujer se suaviza mientras camina hasta estar parada junto a sus hijos, alcanzando la mano del mayor de ellos. "¿Qué te preocupa, cachorro?"

"Que es un hombre increíble, mamá, y no desea nada serio conmigo."

Lo único que puede hacer su madre es acariciar su mano y sonreírle como si todo estuviera bien. Es casi como si supiera que Charles, al final, estará bien.


...


Charles vuelve al hotel para el almuerzo, aunque lo último que deseaba era dejar los brazos de su familia, es verdad que fue el encargado de planear el viaje y separarse de este le haría quedar mal ante sus compañeros. Así que, finalmente toma asiento junto a Pierre en un larga mesa que apenas contiene un fragmento de los empleados de la compañía, enfrente suyo, una imagen que le deja atontado.

Los hermanos Verstappen riendo y conversando con cotidianidad, una imagen difícil de procesar cuando los ves irritarse con tan solo la respiración del otro en el día a día.

"¿Me perdí de algo?" Susurra disimuladamente a Pierre, el francés le mira igual de confundido y su respuesta es una elevación de hombros.

Charles cree que su presencia ha pasado desapercibida hasta que la voz que logra enloquecer sus sentidos se dirige directamente hacia él.

"¿Qué tal el desayuno, Charles?" Una pregunta totalmente normal de no ser por esa sonrisa socarrona que decora el rostro de Max y solo logra avergonzar al monegasco.

"Bastante bien, no hay nada mejor que reconectar con la familia, ¿no lo creen?" Las palabras de Charles sacan una risita de Oscar y a partir de allí la conversación se hace más amena para todos.

Como si el destino estuviera perfectamente escrito, cuando el almuerzo termina y todos vuelven a sus propios mundos, las únicas dos personas que suben en el ascensor son Charles y un muy sonriente Max.

"Estaba seguro de que estás vacaciones serían un éxito, pero no creí que incluso lograra enmendar las cosas entre Oscar y tú." Charles intenta romper el hielo, Max lo observa de inmediato.

"Sí, supongo que la playa y cierto chico bonito lograron despejarme la mente, estaba siendo un idiota con mi hermano sin justificación alguna, y Oscar merece mucho más que eso."

Charles asiente en silencio, no quiere seguirle el juego al mayor pero igual termina por hacerlo. "hm, ¿chico bonito?"

"Sí, planeaba invitarlo a tomar una copa en mi habitación justo ahora, conversar un poco, pero no quiero parecer muy insistente."

Finalmente una sonrisa tonta se forma en los labios de Charles y asiente suavemente divertido. Es cuestión de minutos para que la espalda del monegasco choque contra el suave colchón de Max nuevamente.

Sus labios entreabiertos mientras los besos del mayor se reparten por todo su pecho, que en algún momento quedó desnudo en el trayecto del elevador a la cama. Sus dedos buscan por instinto las hebras doradas y jalan de ellas suavemente para recibir un jadeo de Max que solo hace endurecer aún más su erección.

"Bonito, tan bonito para mí." Susurra Max cuando se separa un poco para admirar el desastre que ha hecho de Charles Leclerc.

El monegasco opta por cubrir sus ojos con su antebrazo pues le intimida la mirada del rubio, su respiración está agitada y sus mejillas sonrojadas, sus caderas se mueven suavemente intentando encontrar un poco de fricción que pueda generarle por lo menos diez segundos de placer.

Charles no se da cuenta cuando Max vuelve a su labor hasta que siente su respiración sobre su ombligo y la curiosidad le lleva a descubrir sus ojos y admirar aquellas poderosas perlas azules que le miran necesitadas, mientras la lengua del rubio traza una línea húmeda desde el elástico de sus shorts hasta su ombligo, y sus dedos juguetean sobre el miembro aún cubierto del secretario, ganando de él gemidos suaves y suspiros deseosos.

"Max...Por favor..."Ruega por más contacto, por ser tocado y manejado al gusto ajeno, por ser usado como un medio de placer y recibir hasta la más mínima muestra de cariño que Max le permita obtener de él.

"Me gustas tanto, Charlie..." Termina diciendo mientras se desliza en su interior minutos después, un reflejo ante la cantidad de placer que su cuerpo está recibiendo, tan solo un impulso que, lastimosamente, haría arder algo en el pecho del jadeante monegasco.

...


You Can Be The Boss - LestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora